La Razón (Cataluña)

Unai: portero, central y libero

La presión alemana obligó al meta a tener que dar más pases que Busquets

- Francisco Martínez. MADRID

El partido contra Alemania fue el día en el que Unai Simón tuvo que demostrar lo que es ser un portero moderno, o lo que es ser portero en el equipo de Luis Enrique cuando enfrente hay rivales como el cuatro veces campeón del mundo. Presionó el conjunto de Flick hasta quedarse casi sin campo, más arriba imposible, pero se negó España a jugar en largo y rifar la pelota. Se lo tiene dicho el selecciona­dor al portero: quiere que sea uno más en la cadena de pases y eso que alguna vez que le llega el balón se les hiela el corazón a los aficionado­s, aunque alguna vez se equivoque. Y alguna vez lo hizo y fue peligroso para la Roja; entonces tuvo que intervenir con las manos, como en el remate de Kimmich desde dentro del área que logró despejar a un lado. No perdió la calma el guardameta del Athletic Club en ningún momento, obligado a jugar con los pies más balones (48) que, por ejemplo, Asensio (31), Ferran Torres (20), aunque estos no jugaron los 90 minutos, y que Dani Olmo (42), que sí lo hizo. También más incluso que el mediocentr­o, Busquets (44). Fue un duelo jugado al milímetro, al fallo en el pase, a la recuperaci­ón rápida con persecucio­nes por todo el campo, lo que hizo que hubiera pocas ocasiones, pero que fuera de un nivel altísimo.

Las defensas tan adelantada­s propiciaba­n que también se dejara hueco a la espalda y en esas jugadas en las que entraban los futbolista­s de segunda línea fue cuando tenía que estar atento Unai para salir disparado y rebañar el balón. Ese fue el segundo puesto que tuvo que ocupar, el de líbero, que en parte ha desapareci­do en la actualidad. Pero, claro, su labor principal es la de parar pelotas cuando la muralla se rompe, y aparte de la provocada por su propio error hubo otra en la que los germanos lo hicieron de maravilla y Musiala se coló rompiendo el fuera de juego. Era un mano a mano en el que el cancerbero aguantó hasta el último momento sin vencerse para terminar sacando una mano y evitar lo que hubiera supuesto el empate.

El empate sí acabó llegando con el lanzamient­o de Füllkrug. El trabajo de Unai Simón no terminó y en un final de mucha tensión tuvo que salir a tapar a Sané, a obligarle a hacer un regate más y que se quedara sin posibilida­d de centrar bien. Rodri completó la labor. En el córner, cogió la pelota el portero, seguro por aire y por tierra.

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EFE Unai Simón tuvo una gran actuación ante Alemania

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