La Razón (Cataluña)

De los memes a delantero estrella

► A los 33 años está en el mejor momento de su carrera y ha dejado de ser el «9» secundario de siempre. Al vestuario del PSG llegaba a veces en monopatín

- José Manuel Martín.

Eric Maxim Choupo-Moting ha tenido que esperar a los 33 años para vivir el mejor momento de su carrera. A la edad en la que otros piensan en la retirada, él está brillando de verdad, y no en cualquier sitio, en el Bayern de Múnich, llenando el hueco que ha dejado el adiós de Lewandowsk­i y la lesión de Mané. El delantero ha aparecido allí donde nadie lo esperaba, una de sus especialid­ades a lo largo de su carrera. Ha jugado en siete clubes distintos y nunca se ha pagado un céntimo por su traspaso, algo que jamás le ha borrado la sonrisa con la que afronta la vida este punta nacido en Hamburgo, aunque con sangre camerunesa por parte de padre. Arrancó en el club de su ciudad, fue cedido al Núremberg, traspasado al Mainz, de allí al Schalke para marcharse después a la Premier con el Stoke City. Fue entonces cuando apareció en su vida el PSG, que buscaba un delantero con rol de secundario, que no se quejara por jugar poco y aparecer cuando descansara­n las estrellas. Ese mismo papel fue el que se suponía que iba a interpreta­r en el Bayern, hasta esta temporada, en la que suma 11 goles en 16 partidos.

Sin Mané, Choupo-Moting es, segurament­e, el mejor atacante africano en Qatar y uno de los delanteros de moda cuando no hace mucho era carne de meme. Tuvo el «honor» de protagoniz­ar lo que en su momento se consideró uno de los mayores fallos de la historia del fútbol. Fue en abril de 2019, cuando el PSG tenía a tiro ganar la Ligue 1 si ganaba al Estrasburg­o en el Parque de los Príncipes. Su compañero Nkunku levantó el balón por encima del portero rival y Choupo-Moting lo iba a empujar sobre la misma línea, pero lo sacó sin querer y no fue capaz de volver a rematar. Los memes inundaron las redes, pero no pudieron con su espíritu optimista, ese que le hizo famoso por ir a los entrenamie­ntos del PSG en patinete. «Desde el aparcamien­to hasta el vestuario había unos 250 metros, y siempre llevaba mi monopatín en el maletero, porque me gustaba usarlo en París. Y un día que hacía buen tiempo pensé que podía patinar hasta el vestuario, así que tal vez me ahorre un minuto y a los demás les pareció genial», contaba el futbolista en una entrevista en la página oficial del Bayern, donde desveló que una vez se lo dejó a Keylor Navas, su compañero en el PSG. «Tenía algunas habilidade­s muy guapas, mucho mejor que yo», confesaba.

Con el PSG pasó de meme a héroe en la fase final de la Champions Champions de 2020, que por la pandemia se disputó en Lisboa. Él metió a los franceses en semifinale­s con un gol en el 93 al Atalanta, casi de casualidad, porque el club galo le había renovado el contrato por dos meses cuando pensaba venderlo. «Mi mentalidad es la de creer siempre, incluso cuando tengas un revés. Mi experienci­a es que nunca debes bajar la cabeza. En el fútbol, después de un mal partido, puedes volver a ser el héroe en el siguiente si crees en ti mismo», decía a la web del Bayern.

El de Qatar es su tercer Mundial, después de debutar con Camerún en el 2010. Se decidió por el país de su padre en busca de más oportunida­des como titular tras haber jugado con las inferiores de la selección alemana para seguir los pasos de mitos como Etoo y Roger Milla: «No tenemos una estrella que destaque como ellos, pero somos un equipo unido», dice. Todavía no ha marcado en una Copa del Mundo, pero sí hizo el gol decisivo ante Argelia para forzar la prórroga que llevó a los leones indomables hasta Qatar.

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EUROPA PRESS ERIC CHOUPO-MOTING DELANTERO

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