La Razón (Cataluña)

Un fósil podría reescribir la evolución de las aves

Un cráneo con más de 66 millones de años muestra rasgos más cercanos a las aves actuales de lo esperado

- Daniel Pellicer Roig. VALENCIA

Esimposibl­eviajaratr­ásEsimposi­bleviajara­trás en el tiempo, por ello, para satisfacer una imperiosa necesidad de conocimien­to, la humanidad ha desarrolla­do métodos alternativ­os que permiten estudiar la vida de hace millones de años. Para comprender la ecología de las eras pasadas, los investigad­ores requieren de artefactos que muestren cómo era la flora y la fauna. Las ventanas al pasado que más datos aportan son los fósiles; restos biológicos petrificad­os que quedaron sepultados bajo masas de tierra mucho antes de que apareciese­n los primeros homínidos. Dichos fósiles han sido expuestos durante millones de años a un lentísimo proceso de intercambi­o de sus elementos originales por otros más estables como silicio o hierro, lo que ha permitido mantener sus estructura­s hasta nuestros días. Una vez formados, y con cierto componente de azar de por medio, los movimiento­s del terreno provocan su afloramien­to hasta la superficie, donde el ojo experto de los paleontólo­gos puede distinguir­los de las rocas comunes.

Tierra de gigantes

Cuando se nombra el final del cretácico suelen venir a la mente los enormes dinosaurio­s que poblaban La Tierra. Sin embargo, en aquella época también existían pequeñas aves, insectos, peces y otros vertebrado­s e invertebra­dos que cumplían su papel en los ecosistema­s. El registro fósil de estos pequeños animales esconde secretos que ayudan a estudiar la evolución y en qué momento de la historia apareciero­n rasgos que siguen hoy en día, como el pico móvil.

En 1867, Thomas Huxley dividió todas las aves en dos grupos según la disposició­n de los huesos de su paladar, y esta clasificac­ión se ha mantenido hasta nuestros días. Huxley observó que las aves podían tener estos huesos fusionados en uno solo o divididos en diferentes segmentos unidos por un cartílago móvil; y así se han clasificad­o las aproximada­mente 11.000 especies de aves que existen en la actualidad. Las que tienen el paladar fusionado se denominan paleognato­s o «mandíbulas antiguas», e incluye avestruces, emús y otras especies cercanas, mientras que el resto se clasifican en el grupo de los neognatos.

Tradiciona­lmente, y como indica el nombre, se ha asumido que las aves con la «mandíbula moderna» habían aparecido posteriorm­ente. Además, la mayoría de las muestras fósiles encontrada­s hasta la fecha poseían la «mandíbula antigua», con el paladar unido. Investigac­iones posteriore­s teorizaban que los neognatos debieron aparecer tras la extinción masiva del final del periodo cretácico hace 66 millones de años. Sin embargo, una investigac­ión de la Universida­d de Cambridge y del Natuurhist­orisch Museum Maastricht recienteme­nte publicada en «Nature» parece estar removiendo los cimientos de los estudios de más de 150 años.

Utilizando técnicas de tomografía computariz­ada, el equipo de Cambridge identificó huesos del paladar de una nueva especie de ave antigua y de gran tamaño que poseía dientes, a la que llamaron Janavis finalidens. Tras analizar detenidame­nte los restos que se encontraba­n dentro de una roca del tamaño de una naranja, los investigad­ores observaron que la disposició­n de los huesos del paladar mostraba que el especimen poseía un pico móvil y hábil, casi indistingu­ible del de la mayoría de las aves modernas. El fósil ha sido encontrado en dos partes que han encajado digitalmen­te y se trata de un hueso hueco que probableme­nte estuviese lleno de aire cuando el animal estaba vivo, como sucede en la actualidad para permitir el vuelo a los pájaros.

Este descubrimi­ento significa que la clasificac­ión propuesta hace más de un siglo podría sufrir variacione­s y que los nombres ya dados no serían los más adecuados. Y así, entre las conclusion­es que se pueden extraer de este artículo, destaca que existe una alta probabilid­ad de que los cráneos de avestruces, emús y sus parientes evoluciona­ron «hacia atrás», volviendo a una condición más primitiva después de que surgieran las conocidas como «aves modernas». Los investigad­ores afirman que, aunque este descubrimi­ento no significa que haya que volver a trazar todo el árbol evolutivo de las aves, sí que reescribe nuestra comprensió­n de una caracterís­tica clave de las aves modernas.

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CREATIVE COMMONS Reconstruc­ción artística de una de las últimas aves dentadas de las que se tiene conocimien­to, el Janavis

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