El héroe en el paraíso

PedroPedro Sánchez ya sabe que tiene un sitio en la Historia. Como Visnú, con diversos avatares, se enfrenta al destino que le espera. Un espacio de honor en la galería de los grandes próceres de esta vieja nación de siglos que él consiguió llevar por la senda de la modernidad sin temblarle el pulso. Nosotros nunca esperamos asistir a esta cita con lo universal cuando lo vimos salir del garaje conduciendo su coche.

Nos pudo nuestra ceguera, pero otros desde luego que sí tuvieron esa visión. «Ahí va un líder», pudieron decir muchos mientras los faros se perdían en la oscuridad, mientras el misterio envolvía el vehículo que ya le ganaba kilómetros al futuro. Ayer visitó Doñana para remachar un proyecto que salvará el Parque Nacional. Un héroe necesita habitar un paraíso, confrontarse con la naturaleza; presentarse rodeado por el agua, los árboles y las aves como un Adán renacido.

Un «locus amoenus» perfecto, en las rocinas, junto a la desembocadura del Guadalquivir su aparición parece ya divina en las primeras horas de la tarde. Inmaculado, el líder escapa del lodazal de su Gobierno, y avanza lejos de la miseria en la que habitan sus ministros y ministras. Las muertes de la frontera marroquí no le alcanzan, ni los violadores fuera de la cárcel, tampoco los gritos de los parlamentarios, ni el pataleo de Irene Montero.

«Nada te turbe, nada te espante», que no haya palabras que empañen tus acciones. No existen los «filoetarras», los presupuestos se pactaron con demócratas que sólo buscan el provenir de este país bañados por la nostalgia del amor a su tierra, la sedición sólo fue un mal sueño en la mente de los fascistas…, «qué sabrán los otros» que aúllan.

Nada de eso sucede en esta corte milagrosa y milagrera, en este trampantojo que esquiva la inflación, que no escucha el malestar de la calle por las facturas de la luz y la ruina de la presión fiscal, ese espacio abstracto donde Pedro campea sin que le alcance la mierda.