Michel defiende el derecho de reunión frente al presidente Xi
► Diplomáticos europeos critican la idoneidad de la visita, mientras el belga destaca el rol de China en Ucrania
La visita a Pekín del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, llegó en un momento crítico e inoportuno para China, que se encuentra librando una crisis tras una serie de protestas de una magnitud nunca vista en décadas contra su emblemática política de «cero covid». No obstante, el encuentro quiso enviar un mensaje rotundo de que ambos, como actores principales en un mundo multilateral, se oponen a una nueva Guerra Fría y a cualquier intento de dividir el mundo en bloques geopolíticos. Los líderes se reunieron en el Palacio del Pueblo durante tres horas, donde abordaron una serie de espinosos temas económicos y geopolíticos como el cambio climático, la proliferación nuclear, la pandemia, la gobernanza mundial y el crecimiento global.
Sometido a una fuerte presión por parte de legisladores y diplomáticos de la UE para que diera un puñetazo sobre la mesa, Michel abordó el espinoso historial de derechos humanos de China y expresó su preocupación por la gestión de las recientes manifestaciones en respuesta a las estrictas medidas de control antivirus.
«En términos generales, ha habido un intercambio sobre las respectivas medidas adoptadas durante la pandemia y la respuesta de ambas sociedades», dice la declaración de la UE. «Sobre las protestas, claro, mencionamos esa cuestión también. Para la UE, el derecho a reunirse es un derecho elemental asegurado por los dispositivos mundiales». Las relaciones entre la Unión Europea y China se han vuelto más complejas, con un número creciente de «factores irritantes». En el primer semestre de 2022, la invasión rusa de Ucrania –que Europa considera una amenaza existencial para su propia seguridad– pasó a ocupar el centro de atención, añadiendo otro punto de inflamación a las relaciones. La negativa de Pekín a condenar a Moscú provocó más escepticismo en Bruselas, mientras que China reiteró su apoyo a la autonomía estratégica de la UE.
La lectura de la UE describió las conversaciones como «un diálogo abierto y sincero», en el que trataron temas como la invasión rusa de Ucrania, Taiwán y las sanciones bilaterales impuestas por Pekín y Bruselas entre sí. El presidente europeo subrayó que cuenta con China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, para pedir a Rusia que respete los principios fundamentales de la Carta de la ONU y contribuya a poner fin a la brutal destrucción y ocupación. Ambos mandatarios subrayaron que las amenazas nucleares son irresponsables y altamente peligrosas.
Pekín asegura que «es comprensible que todas las partes quieran aparecer como ganadoras, pero para detener el conflicto es necesario que Rusia, Ucrania y la OTAN lleguen a un compromiso en el que todos salgan ganando». Y se ofrece para ayudar a encontrar un consenso para lograr la paz. Defiende que ha actuado de forma responsable desde el estallido del conflicto, instando a la moderación y al diálogo y absteniéndose de echar leña al fuego.
En cuanto a la cuestión de los derechos humanos y las libertades fundamentales, el presidente Michel hizo hincapié en su universalidad, quien reiteró a su vez el compromiso de la UE con la política de «una sola China» y recordó la posición de larga data de la UE sobre el estrecho de Taiwán. El mes pasado se convocó una cumbre del Consejo Europeo en Bruselas para debatir sobre China, en la que los líderes políticos de los 27 Estados miembros apoyaron la designación de Pekín como socio, competidor y rival en 2019. Sin embargo, el consenso fue que la faceta de rival está superando las oportunidades.