Peligro, llega Santa Claus
De paz, precisamente, no es la noche que propone Tommy Wirkola («Zombis nazis», «Hansel y Gretel: cazadores de brujas»..., la cabra siempre tira al monte); de hecho, el título original de la película, «Violent Night», lo dice todo, pero, claro, con dicho epígrafe y sin ver el cartel del filme a ver quién se entera de que, en el fondo, esta es una comedia navideña aunque negrísima como noche sin luna, súper sangrienta y, también, muy divertida. Bristol, Inglaterra: en un bar de esos que parece que te vas a quedar pegado a la barra, un Santa Claus (qué miedo da el imponente David Harbour de borrachera) trasiega una cerveza tras otra mientras maldice la fecha y masculla que los niños hoy día son «yonquis en miniatura», miniatura», consumistas enajenados por las redes y la ambición siempre de tener más, lo que sea. Luego, sube a la azotea del antro y monta en su trineo para comenzar, otro año, el reparto de regalos. Pero antes, una buena vomitona y así soltar lastre. Porque, sí, este Papá Noel no va disfrazado, es el auténtico aunque maldita sea la realidad. Un tipo en apariencia grosero que, en su periplo, visita también una fabulosa mansión (la familia que acoge es de todo menos funcional), donde se topa con mercenarios que quiere robarles 300 millones de dólares, lo que Claus intentará evitar como sea. Léase, dedos quebrados gracias a un beatífico Cascanueces, asesinatos con la estrella de un árbol o bastones de caramelo, la salvajísima matanza final... En resumen, una manera distinta y muy gore de celebrar las fiestas, ¿por qué no? Solo un aviso: sean buenos o le darán una buena zurra esta Navidad...
Lo mejor
►Se trata de una comedia navideña brutal llena de sangre, humor y muertes «muy festivas»
Lo peor
►Hay decisiones del guion que son un disparate; bueno, como toda la película, al cabo