La Razón (Cataluña)

CONTRA LA DICTADURA DEL CEMENTO

La vegetación urbana tiene poder refrigeran­te, emite frigorías, consume energía calórica y filtra el aire contaminad­o por agentes químicos y partículas tóxicas

- José Antonio Vera

EnEn verano, en una ciudad, el calor es siempre mucho mayor que en un ambiente boscoso rodeado de vegetación. Igual sucede en invierno con el frio. Por fortuna la cultura del cemento empieza a ser corregida en las ciudades introducie­ndo cada vez más jardines y parques, pero también con innovacion­es como los techos y las azoteas verdes, que amen de dar un aspecto ambientalm­ente sostenible a los lugares donde residimos, ayudan atenuar el clima extremo. También a filtran el agua de la lluvia, eliminando toxinas dañinas, reduciendo el riesgo de contaminac­ión, disminuyen­do la polución del aire y transforma­ndo el paisaje urbano, hoy sometido a la dictadura del hormigón.

Solo que no cualquiera puede transforma­r su terraza en bioclimáti­ca sin más. Es necesario el asesoramie­nto adecuado para hacer las cosas bien y no echar a perder nuestra vivienda. Se requiere por lo general el armado de ciertos módulos de escaso espesor que hagan de soporte para instalar una huerta agroecológ­ica y producir verduras, frutas, flores o simplement­e plantas ornamental­es.

Cualquier techo verde comparte caracterís­ticas comunes: impermeabi­lización y repelente de raíces para mantener la estructura segura y evitar que se produzcan daños. Incorpora sustrato rico en nutrientes para asegurar la fertilidad del suelo y el crecimient­o de las plantas. Para evacuar el exceso de agua sesuelenco­locartubos­entrelacap­adepolieti­lenoylaspi­edras.

Las plantas utilizadas mejorarán el aire al absorber dióxido de carbono (CO2) y otras sustancias contaminan­tes y producir oxígeno que será más sano para las personas y para la biodiversi­dad en las ciudades.

Hay quienes consideran que una operación de este tipo es puro maquillaje. En realidad va mucho más allá. La vegetación urbana no solo mejora la biodiversi­dad, sino que tiene beneficios incalculab­les. Frente al cambio climático, fija el CO2, regula el clima e introduce valores culturales y estéticos.

Una de las principale­s cualidades de la vegetación urbana es que actúa como refrigerad­ora natural. En una zona con mucha vegetación, la temperatur­a puede ser tres o cuatro grados inferior a otra en la que solo hay cemento. Las plantas tienen un gran poder refrigeran­te, al emitir frigorías y consumir megajulios de energía calórica. Y son además filtros de aire contaminad­o, depuradore­s de los agentes químicos y partículas tóxicas. Amén de sumideros que eliminan dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono y otros gases producto de la combustión, además de generar oxígeno. Un área vegetal puede reducir la contaminac­ión entre un diez y un veinte por ciento, reteniendo polución y aportando oxígeno.

Ha llegado el momento de cambiar el aspecto de nuestras azoteas y terrazas de hormigón transformá­ndolas en espacios verdes bioclimáti­cos. Nuestra salud lo agradecerá.

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