«Deus ex machina»

Dirán, ustedes, queridos lectores, por qué título así este artículo sobre un interesantísimo libro de Javier Alonso López, titulado «Las cinco caras de Dios. Guía breve para comprender las principales religiones del mundo actual», publicado por la editorial Arzalia, que, aunque joven, ya está incorporando un fondo editorial digno de encomio gracias a su excelente editor Ricardo Artola.

Tras su apasionante lectura, en la que me he adentrado fundamentalmente en las caras de Dios que desconozco (mi fe es la cristiana, en ella me crie, con ella me formé y en ella sigo, a pesar de los pesares), me percato de que todas beben de las raíces de la religión y de la civilización egipcias (gracias, Javier Sierra, Nacho Ares y Jean Pau Bauval), y que, cuando todas esas caras son recurrentes, algo tiene al agua cuando la bendicen. O sea, que Dios, lo tildemos con el marbete humano con que tildemos su Ser, existe, aunque eso les pese mucho a los descreídos en lo trascendente, pero aferrados a la contingencia de lo que nada vale o es tan efímero que no merece la pena fajarse para obtenerlo.

Y pienso en esa viejísima expresión griega que en su traducción latina es como la conocemos en nuestra civilización cristiana, porque, dados los acontecimientos que los «hijos de Putin» y su primo de Zumosol, el tal Xi Jinping (que me acabo de enterar que es di mi quinta, o sea, cosecha del 53), vamos a necesitar que Dios (el elemento externo) resuelva este follón sin seguir la lógica interna de estos dictadores. El libro, que es el meollo de mi artículo, es una fuente de sabiduría y de buena didáctica, responde a ese principio que tanto me gusta de «docere et delectare» y es cien por cien recomendable para regalar estas fiestas. Enseña, descubre, profundiza en lo necesario y no deja nada al albur.