La Razón (Cataluña)

Montero y el ministerio de los líos

«El objetivo es dividir y enfrentar a la sociedad, radicaliza­r las institucio­nes y movilizar a sus votantes»

- Francisco Marhuenda

LaLa impericia de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y su equipo han provocado un desgaste enorme al gobierno de coalición por los errores de la chapucera «ley del solo sí es sí». Es cierto que hay decisiones de Sánchez que no le perjudican entre su electorado, pero es evidente que una norma que está benefician­do a decenas de agresores sexuales es un torpedo en la línea de flotación del PSOE. No se puede esconder en la evidente responsabi­lidad de Podemos, porque el proyecto fue aprobado de forma colegiada por todos los miembros del consejo de ministros. Es inútil establecer un cortafuego­s. La izquierda mediática, con sus politólogo­s y analistas, se está volcando para contener el desastre, aunque en esta ocasión no pueden culpar a la oposición. Los informes fueron ignorados y nadie profundizó en la cuestión más allá de la propaganda y el activismo que tanto gusta a los seguidores de Iglesias. El desprecio por el mérito y la capacidad ha conducido a que esos jóvenes airados, que se quejaban del sistema, hayan desairado a los juristas. La ignorancia ha conducido a que sus ideas de aficionado­s y su fanatismo sectario impregnen una ley que se tendría que haber aprobado por una mayoría abrumadora.

No solo Podemos es responsabl­e, porque otros grupos la apoyaron en las Cortes. Por cierto, Edmundo Bal es abogado del Estado especialis­ta en Derecho Penal. Hay otros juristas en el Parlamento. Me parece bien que se critique a Montero, pero hay muchos que tiraron la piedra y ahora esconden la mano. No me sorprende. Es lógico que exista preocupaci­ón en el PSOE, porque Podemos está imponiendo su agenda minoritari­a y lo hace, además, chapuceram­ente. La izquierda radical tiene una estrategia de adoctrinam­iento social que quiere aplicar. Es bueno recordar que Lenin, uno de los mitos del comunismo, quiso corregir las tendencias de la sociedad rusa, ya que estaba en minoría, para obtener la mayoría por medio de la violencia, la dictadura y las leyes. Los ciudadanos somos borregos que tenemos que ser conducidos al redil. Hemos de ser reeducados con esas leyes liberticid­as que impulsan las marionetas de Iglesias. El objetivo es dividir y enfrentar a la sociedad, radicaliza­r las institucio­nes y movilizar a sus votantes. Y, al final, imponer su revolución.

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