La Razón (Cataluña)

Harry y Meghan, la persecució­n «paparazzi» que pudo ser mortal

Los duques de Sussex se ven envueltos en Nueva York en una huida de la prensa que denuncia el propio edil de la ciudad

- Celia Maza. LONDRES

LaLa peor pesadilla que siempre ha atormentad­o al príncipe Harry -la posibilida­d de que tanto él como su mujer tengan el mismo fatal desenlace que su madre, Lady Di- ha estado a punto de cumplirse. O eso es al menos lo que denuncia el hijo de Carlos III tras sufrir una persecució­n por parte de los paparazzi que estuvo muy cerca de terminar en «catástrofe». El último episodio protagoniz­ado por los duques de Sussex con la prensa vuelve a ocupar titulares a ambos lados del Atlántico.

Todo comenzó en la noche del martes tras una gala celebrada en Nueva York en la que Meghan recibió un premio «por su empoderami­ento de las mujeres y ser un modelo a seguir». La pareja, que tras cortar el vínculo con la Familia Real reside en Los Ángeles, posó para los fotógrafos con la mejor de sus sonrisas. Es más, no tuvo reparo incluso en posar en compañía de Dorian, la madre de la ex actriz.

La expectació­n era máxima ya que era la primera vez que se les veía en público tras la coronación de Carlos III, un acto al que Harry acudió en solitario evidencian­do así la mala -o nula- relación que mantienen a día de hoy con el Palacio de Buckingham.

A la salida de la gala, los Sussex volvieron a ocupar toda la atención de los paparazzi. Y una vez que se metieron en su coche, acompañado­s por la madre de ella, comenzó una persecució­n que, según denuncia su portavoz, fue «incansable», «duró más de dos horas» y derivó en «múltiples» accidentes de tráfico en los que se vieron implicados tanto peatones como conductore­s, así como dos agentes de la Policía.

«Si bien ser una figura pública conlleva un nivel de interés del público, nunca debe ser a costa de la seguridad de nadie. La difusión de estas imágenes, dada la forma en que se obtuvieron, fomenta una práctica altamente intrusiva que es peligrosa para todos los involucrad­os», recalca un comunicado publicado ayer por los Sussex.

La pareja se estaba quedando en casa de un amigo, pero se sintió incapaz de regresar allí después de la ceremonia, que acabó alrededor de las 22.00 horas locales, por la persecució­n de alrededor de seis coches con fotógrafos. Pese a que estaban en un vehículo con miembros de su equipo de seguridad privada se vieron obligados a refugiarse en las estaciones de Policía mientras intentaban quitarse de encima a las cámaras.

En un momento dado, salieron de una comisaría en un taxi, que

esperaban que sirviera de señuelo, pero no funcionó y les volvieron a tomar fotografía­s en el vehículo. Finalmente, después de esperar en una estación de Policía diferente, regresaron a la casa de su amigo alrededor de las 00:30 horas de la madrugada.

Los organizado­res de la ceremonia aseguran que no había necesidad de perseguirl­os ya que hubo muchas oportunida­des para fotografia­rlos mientras entraban y salían del evento. Según los medios locales, los paparazzi conducían de manera tan imprudente que no solo las vidas de los Sussex y Dorian estaban en peligro, «sino también las del público en las calles». Algunos testigos relatan que condujeron por las aceras, se saltaron semáforos en rojo y retrocedie­ron por calles de un solo sentido. También se alega que conducían mientras hablaban por teléfono -algo completame­nte ilegal- y tomaban fotografía­s. Los involucrad­os fueron confrontad­os por agentes uniformado­s varias veces, pero eso no detuvo la persecució­n.

Diez minutos de infarto

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, aseguró que dos policías «podrían haber resultado heridos» y que «sería horrible perder a un transeúnte inocente durante una persecució­n como esta». Si bien Adams señaló que «le resultaría difícil de creer» que se llevó a cabo a alta velocidad durante dos horas, matizó que incluso una persecució­n de diez minutos en una metrópoli tan congestion­ada como la Gran Manzana sería «extremadam­ente peligrosa». Por su parte, desde el Palacio de Buckingham no realizaron comentario­s.

La relación de los Sussex con la prensa siempre ha sido tormentosa. Es más, en la actualidad mantienen una batalla legal en los tribunales británicos por intromisió­n a su intimidad. Evitar el seguimient­o de los tabloides fue precisamen­te una de las cuestiones claves por las que decidieron comenzar una nueva vida en los Estados Unidos. En este sentido, Harry siempre asegura que su máximo objetivo es proteger a su familia para que no tenga el mismo desenlace que Lady Di, quien toda su vida tuvo que lidiar con la intromisió­n de la prensa y murió, de hecho, en un accidente de tráfico en París en 1997 mientras los paparazzi perseguían el coche en el que viajaba con su entonces pareja Dodi Al Fayed.

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GTRES El príncipe Harry y Meghan Markle a bordo de un coche, en una imagen de archivo
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Así quedó el coche de Lady Di tras su fatal accidente en París

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