¿Revuelta?
LasLas aguas bajan revueltas en Bruselas en lo que respecta a la aplicación del Pacto Verde a la PAC. Y en París unas declaraciones del presidente Macron han venido a echar más leña al fuego sobre este asunto. Pero, vayamos por partes. Primero, lo sucedido en la capital comunitaria en las últimas semanas, que bien podría calificarse de revuelta del principal grupo en el Parlamento Europeo, que son los populares, contra las propuestas agrícolas recogidas en el citado Pacto Verde europeo y el reglamento sobre utilización sostenible de los pesticidas, que el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, pretende sacar adelante contra viento y marea. Mientras tanto, en París, Macron había pedido lo que denominó «una pausa reglamentaria reglamentaria europea» en materia de normas medioambientales relacionadas con el sector agroalimentario. El presidente de la República matizó algo sus declaraciones, diciendo que esta pausa sería después de la aplicación del Pacto Verde Europeo, que incluye la estrategia «de la granja a la mesa», muy cuestionada por el Partido Popular Europeo. Con «matización» de Macron, o sin ella, la realidad es que en el sector agroalimentario europeo hay un gran malestar por la cantidad de requisitos medioambientales que se han impuesto ya, o se pretenden imponer, que van mucho más allá de los vigentes en otras potencias agrarias, como Estados Unidos, o no digamos China y Brasil. Los populares han decidido erigirse en defensores del sector agrario de cara a las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar dentro de un año. Y, como telón de fondo de todo lo anterior, está el importante asunto de la soberanía alimentaria en la UE, que cada vez es menor, entre otras cosas por el aumento de los costes de producción y las exigencias en materia medioambiental y de bienestar animal. La polémica está servida y nos va a acompañar en los próximos meses.