El independentismo vira el rumbo para sobrevivir en las generales
► El resultado de las municipales cambia el plan también en Junts: el sector moderado del partido gana fuerza
Las elecciones municipales de este 28-M y el adelanto sorpresa de Pedro Sánchez con las generales del 23 de julio obligan al independentismo a cambiar su estrategia, a variar el rumbo para sobrevivir en las urnas. Y más después del correctivo que han supuesto los comicios locales para ERC, el partido que gobierna en la Generalitat con Pere Aragonès. Los republicanos han pasado de primera a tercera fuerza y han perdido 300.000 votos, una sangría que no ha gustado nada al partido de Oriol Junqueras.
Si el domingo por la noche en la cúpula de Esquerra se limitaron a decir que los del 28-M no habían sido los resultados «esperados», ayer fueron un paso más y reconocieron que la contienda electoral «obliga» a escuchar a los ciudadanos que «han decidido, legítimamente, quedarse en casa». Es decir, el objetivo de los republicanos es movilizar al electorado independentista, el que menos salió a votar el domingo a tenor de los datos de participación por localidades y provincias.
De hecho, en ERC ya apelan a «recomponer la confianza del espacio independentista» y Oriol
Junqueras aseguró que la «prioridad» de su partido serán los pactos con fuerzas independentistas, como hace cuatro años.
Una confirmación que cobra especial importancia ahora, después de que los republicanos hayan pactado con el PSC los presupuestos de la Generalitat, la renovación de cargos públicos o incluso la ley en defensa del catalán. También tras una legislatura cerrando acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez y con la cuestionada mesa de diálogo en el centro de las críticas de gran parte del independentismo. De hecho, la estrategia ha situado al partido de Salvador Illa en primera línea en Cataluña, algo que ahora Esquerra busca mitigar marcando distancias con los socialistas y presentándose como el «auténtico antídoto» ante la derecha. El objetivo es evitar una nueva derrota parcial en las generales, unos comicios para los que el electorado independentista nunca acostumbra a movilizarse demasiado.
En el otro extremo, las elecciones municipales también mandan a Junts al rincón de pensar. Los posconvergentes han logrado rebasar a ERC y son el segundo partido más votado por detrás del PSC, han conseguido la capital catalana y Sant Cugat, pero han perdido el primer puesto en Girona, ciudad de Carles Puigdemont.
Además, la victoria en la capital catalana en manos de Xavier Trias obliga también a revisar la hoja de ruta dentro del partido y redefinir las fuerzas entre el sector más radical –abanderado por Laura Borràs, condenada e inhabilitada– y el más moderado, en clara expansión tras estos comicios. En este sentido, no hay que olvidar que Trias fue un candidato que se presentó sin las siglas de Junts y alejado de actos conjuntos con Laura Borràs y el sector duro de la formación. Además, el dirigente se pasó media campaña reivindicando sus orígenes convergentes y sus postulados moderados, una posición creciente en Junts.
Los republicanos piden combatir la abstención y recuperar la unidad del movimiento