Y el otro virus, ¿quién lo pagará?
«La deuda pública, que es otro virus, ya rebasa el 115% del PIB e hipoteca el futuro»
Plutarco,Plutarco, el de las «Vidas paralelas», encontraría similitudes entre el ascenso, otra vez, de la pandemia y el crecimiento desbocado de la deuda pública en España. Hay una gran diferencia. Antes o después, la Covid-19 será derrotada. La deuda, sin embargo, es probable que se enquiste y que siga ahí, como el lastre que es, cuando la pandemia sea un recuerdo. A finales de julio, el endeudamiento de las Administraciones Públicas alcanzó la fabulosa cifra de 1,291 billones, con «b» de barbaridad, según los últimos datos que acaba de publicar el Banco de España. La institución no facilita a qué porcentaje de PIB corresponde esa cifra, pero no es difícil calcular estimación. El ministerio de Hacienda, en su informe de «indicadores de actividad económica y financiera del Estado», estima el PIB en julio en 1,119 billones. Una simple operación aritmética arroja que la deuda representa el 115,3% del total de la economía española, un cifra récord, nunca vista desde principios del siglo XX, aunque llegó a ser incluso superior en varios momentos del último tercio del siglo XIX.
La deuda pública es el resultado de los déficits acumulados durante años y crecerá todavía más en los próximos ejercicios. En 2022, sobre todo si el rebrote de la pandemia es importante, llegará al 130% del PIB y podría acercarse a los 1,5 billones de euros. La cuenta es simple. Si en 2021 y 2022 los déficits rondan de media el 8% del PIB, eso son unos 90.000 millones cada año, que sumados a los actuales 1,29 rozarían el billón y medio que, esa es la gran cuestión, algún día habrá que devolver. El recurso a la deuda permite pagar pensiones, sanidad, sueldos de funcionarios y subsidios de paro, pero no es una fuente inagotable, aunque muchos políticos quieran ignorarlo. Dicen que el escritor catalán Josep Plá, cuando visitó Nueva York, en 1954, deslumbrado por la iluminación nocturna, preguntó: «Y todo esto, ¿quién lo paga?» La deuda española la pagaremos entre todos –porque el dinero público es de todos– y ya hipoteca el futuro de varias generaciones. Otro virus muy peligroso y contagioso. No son vidas, pero sí historias paralelas.