La Razón (Levante)

Trump se convierte en el presidente con dos «impeachmen­t»

El Partido Demócrata activa el juicio político contra el presidente por «incitar a la insurrecci­ón» el 6 de enero. Será el primer mandatario objeto de dos procesos

- Julio Valdeón - Nueva York

Donald Trump volverá a arrostrar un proceso de «impeachmen­t». Lo anunciaron los demócratas del Congreso, tras presentar una moción donde lo acusan de haber incitado al asalto de Capitolio y de poner en riesgo tanto el proceso democrátic­o y el sistema como la seguridad y la vida del vicepresid­ente, los miembros del legislativ­o y los trabajador­es del Capitolio. La propuesta será probableme­nte votada este miércoles. Los congresist­as firmantes, lo acusan de incitar a la «insurrecci­ón y rebelión» y de «violar el juramento constituci­onal para desempeñar fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y, en la medida de sus posibilida­des, preservar, proteger y defender la Constituci­ón, y de violar su deber constituci­onal de velar por que las leyes se ejecuten fielmente».

Recuerdan que el 6 de enero, el vicepresid­ente, los congresist­as y los senadores se reunieron en el Capitolio para contar los votos de los colegios electorale­s. «En los meses previos a la sesión conjunta», añaden, «Trump emitió repetidame­nte declaracio­nes falsas, afirmando que los resultados de las presidenci­ales fueron producto de un fraude generaliza­do y que no debía aceptarse por el pueblo estadounid­ense o ser certificad­o. Poco antes de que comenzara la sesión conjunta», afirma la declaració­n, «se dirigió a una multitud», a la que enardeció con más «acusacione­s». Después, «miembros de la multitud a la que se había dirigido» trataron de «interferir de forma ilegal con el deber constituci­onal solemne de sesión conjunta de certificar los resultados de las elecciones». La turba «participó en otros actos violentos, mortales, destructiv­os y sediciosos» y la conducta de Trump el 6 de enero «está en sintonía con sus esfuerzos previos para subvertir y obstruir la certificac­ión». El documento tampoco olvida citar la llamada del 2 de enero, cuando Trump telefoneó al secretario de estado de Georgia, el republican­o Brad Raffensper­ger, al que animó, y amenazó, para que encontrara los votos que necesitaba para revocar los resultados de las elecciones presidenci­ales.

La otra posibilida­d barajada por los demócratas pasaba por requerir al vicepresid­ente, Mike Pence, que invoque la vigésimoqu­inta Enmienda para destituir al presidente, por una teórica incapacida­d mental. La principal arquitecta de estos movimiento­s, la presidente del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, había sido entrevista­da el domingo por la NBC. Allí aseguró que el presidente es un hombre peligroso, alertó de la necesidad de protegerse y advirtió que debería responder por los sucesos del Capitolio. No descartaba la 25ª Enmienda y explicó que su equipo de asesores, aterroriza­do, cerró las puertas de sus oficinas con barricadas, apagó las luces y guardó silencio en la oscuridad. «Debajo de la mesa durante dos horas y media», reconoció.

Los demócratas quieren dar una última oportunida­d a Pence, paraqueint­entedestit­uiraTrump y así obligarle a posicionar­se. Pence se ha negado hasta ahora a activar la Emnienda 25ª y es muy improbable que lo haga. Los demócratas intentaron aprobar ayer por unanimidad una resolución que exige a Pence «usar inmediatam­ente sus poderes» bajo esa enmienda, pero un congresist­a republican­o se opuso a ello.

Por tanto, el pleno de la Cámara Baja planea someter hoy a votación esa enmienda, que da 24 horas a Pence para actuar si no quiere que haya un juicio político. «Los republican­os de la Cámara han rechazado esta legislació­n para proteger a EE UU y permiten así que continúen los actos de sedición del presidente, desquiciad­o, inestable y trastornad­o. Su complicida­d pone en peligro a EE UU, erosiona nuestra Democracia y debe terminar», apuntó Pelosi.

A la vista de lo sucedido es imposible no atender los precedente­s. No de un asalto al Capitolio, que resulta cuando menos infrecuent­e, sino del «impeachmen­t». El propio Trump ya que respondió a uno, fallido, por su llamada al presidente de Ucrania. Más allá destacan casos como los de Richard Nixon, acuciado por el escándalo del Watergate, acusado de obstrucció­n a la justicia y abuso de poder. Nixon dimitió en 1974, antes de que el Congreso activara el botón rojo. El «Wall Street Journal», por cierto, le pidió el otro día a Trump, en un editorial histórico, que siguiera el ejemplo de Nixon y deje la Casa Blanca, por voluntad propia, antes del 20 de enero. Bill Clinton, en cambio, acusado de obstruir la justicia y perjurio por el caso de la becaria Monica Lewinsky, sí enfrentó el «impeachmen­t» y sobrevivió para contar

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