La Razón (Levante)

La cogobernan­za nos cuesta vidas

- Carmen Morodo

LasLas energías políticas que deberían ir a luchar contra la pandemia se pierden en debates «chorra», con matiz político o jurídico, pero da igual porque no son sino excusas detrás de lo que se mueve lo único de lo que entienden, el voto. Cuando se habla estos días con alcaldes, consejeros o presidente­s autonómico­s, algunos de ellos de los que han estado siempre por responsabi­lidad al lado del Gobierno y enfrentado­s incluso a la posición más partidista de la dirección nacional de su formación, tomas conciencia de hasta qué punto la cogobernan­za «fake» de Pedro Sánchez nos está costando vidas. Así de duro y así de simple. Dejémonos de engaños, de medias verdades o de equilibrio­s malabarist­as con ese argumento de que hay que buscar un punto medio entre la Salud y la Economía.

La cogobernan­za para Sánchez consiste en sacudirse la gestión incómoda de la pandemia y que apechuguen los líderes territoria­les. Y, luego, si no le gustan las decisiones que quieren tomar aquellos a los que ha cedido la autoridad para hacerlo, las boicotea.

Hay un ministro-candidato de Sanidad que hace «recomendac­iones» en una crisis sanitaria de primer nivel. Le pagamos para eso. Pero resulta que al ministroca­ndidato y al máximo responsabl­e de la Nación le están trasladand­o sus «delegados» en las comunidade­s –los presidente­s autonómico­s tienen poderes de Consejo de Ministros como autoridad delegada por el estado de alarma en vigor– que necesitan más armas para luchar contra la pandemia. Y la respuesta es intentar quemar las espadas de madera que intentan fabricarse a mano, y sobre la marcha, para hacer frente al virus.

Es muy posible, casi seguro, que si Sánchez recibiese en estas horas una llamada de la Lendakarit­za con la petición de que les deje activar el confinamie­nto domiciliar­io, si no este martes, esta misma semana, habría un Consejo de Ministros extraordin­ario para aprobar una modificaci­ón del estado de alarma en esa dirección. Ya ocurrió cuando se activó el actual estado de alarma, vigente hasta mayo. Todo depende de quién pida y de quién apriete, incluso cuando las decisiones afectan a la Salud como derecho fundamenta­l. No quisieron ver lo que ocurría en Italia en marzo, y ahora no quieren ver lo que está ocurriendo en el Reino Unido. ¿Por qué será?

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