La Razón (Levante)

De cambiar el tablero a retroceder

- Lorente Ferrer

El bautismo de fuego de Podemos se produjo en las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014. El resultado de aquellos comicios supuso una reestructu­ración del voto en el seno de la izquierda, hasta entonces dominada por PSOE e IU

El cambio con respecto a las anteriores elecciones es significat­ivo; el conjunto de la izquierda siguió sumando prácticame­nte los mismo; 42,5% en 2009 y 41,0% en 2014. Tan solo un ligero descenso de 1,5 puntos. Pero el resultado de los partidos de la izquierda fue radicalmen­te distinto en ambas elecciones; el PSOE bajó del 38,8% al 23,0%. Mientras que IU crecía del 3, 7% al 10,0%. Al tiempo el debutante Podemos consiguió el 8,0% de los votos. Por entonces el PSOE acumulaba ya dos serios problemas, las consecuenc­ias de la gestión de la crisis durante el gobierno de Zapatero de 2008 a 2011 y ahora el alumbramie­nto de un partido a su izquierda, que junto IU, le sustraían 15,8 puntos porcentual­es; el 40, 7% de su electorado.

En las cuatro elecciones generales celebradas desde 2015, el voto a Podemos, y desde 2016 a Unidas Podemos y sus confluenci­as y allegados, ha evitado la concentrac­ión del voto en el PSOE. Lo que ha tenido nefastas consecuenc­ias en el Partido Socialista, que se ha visto obligado a replantear­se estrategia­s para mantener un pie en el centro izquierda y otro en la izquierda. Como se comprobó antes de las elecciones generales de diciembre de 2015, cuando en la primavera de ese año, tras las elecciones municipale­s y autonómica­s la consigna de Ferraz fue pactar con IU, Podemos, la familia de partidos afines a Podemos.

Podemos consciente de su peso real no dudó en coaligarse con IU para presentars­e en las generales de 2016, y desde entonces en todos los comicios habidos. En las elecciones de junio de 2016, la coalición de IU y Podemos con sus confluenci­as sumó el 21, 2% de los votos, y el PSOE el 22,6% del voto válido. Empate técnico. En las anteriores elecciones generales, las de 2015, IU había logrado el 3, 7% y los morados el 20,7%. La suma de ambos superó a la del PSOE. Pero se habían presentado por separado. En las elecciones de seis meses después ya se presentaro­n con la actual coalición.

Desde hace un año comparten gobierno con el PSOE, los socialista­s los tienen donde quieren, atados en corto, y así compartir con ellos la erosión que supondrá la gestión de la crisis sanitaria y la económica,

Sangría electoral en seis años para Iglesias: de aglutinar el 20,6% de los votos en 2015 al 11,7% que vaticinan las encuestas

económica, y los ajustes que llegarán entre 2021 y 2022. En las encuestas ya lo estamos bien como retroceden los dos bloques. UP solo puede recuperars­e atribuyénd­ose la paternidad de las conquistas sociales gubernamen­tales o bien desde la oposición cuando el Gobierno se vea obligado a abandonar la agenda social, será esa la escusa de los morados para abandonar a Sánchez y desde el Congreso atacar al PSOE y a su Gobierno.

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