La Razón (Levante)

Es el primer título de la campeona olímpica desde 2019

QUIERE SER «LA MEJOR DE LA HISTORIA» CON EL ORO EN LOS JUEGOS DE TOKIO. ARRANCA EL CURSO CONQUISTAN­DO EL ABIERTO DE TAILANDIA ANTE LA NÚMERO UNO DEL MUNDO

- F. MARTÍNEZ -

ElEl año 2020 no será recordado por Carolina Marín como el mejor de su vida. Podía haber sido importante por los Juegos Olímpicos, pero llegó la pandemia y se los llevó por delante. Las malas noticias se convirtier­on en todavía peores: su padre, que había sufrido un accidente meses atrás, falleció en verano. Lo pasó mal la onubense, que, además, apenas pudo jugar torneos en el tramo final de la temporada, porque el Covid-19 lo limitaba (y lo sigue limitando) todo. Carolina, eso sí, presentó el reportaje que protagoniz­a en el que se muestra cómo se recuperó de su lesión de rotura de ligamento cruzado. Y también presentó su biografía. En ambas dejó clara una cosa: «Quiero ser la mejor jugadora de bádminton de la historia». Y para lograrlo todo pasa por 2021, por revalidar el oro olímpico en Tokio, cuyos Juegos se han retrasado a este verano, aunque sigan pendientes del coronaviru­s. Pero es que además en septiembre hay Mundial y es en casa: se celebra en Huelva. Huele a año grande y el comienzo no ha podido ser mejor, con la victoria en el Abierto de Tailandia, un torneo de la máxima categoría en bádminton, Super 1.000.

En la final, Carolina no tenía delante a una rival cualquiera. Era la taiwanesa Tai Tzu Ying, la número uno del mundo, a la que superó con cierta comodidad, comodidad, 21-9 y 21-16. No se vio a la jugadora asiática habitual, llevándose constantem­ente la mano a la tripa, como si tuviera algún problema estomacal, pero eso no quita mérito a la española, que tenía como estrategia la paciencia. Se le acumularon los errores no forzados a Tai Tzu Ying, que siempre fue a remolque en el partido. Cuando amagó con remontar en el segundo set, Carolina dio un paso adelante en agresivida­d y con un remate a la zona de revés de la taiwanesa, a la que casi «dobló» la raqueta, llegó el éxtasis. «Es una súper recompensa», confeso Marín, que tras el último punto soltó alguna lagrima. Se demostró que está preparada para el reto de 2021. La frase «puedo porque pienso que puedo» se ha convertido en su lema. Pero ella puede porque además de esa fuerza mental, es muy buena y trabaja mucho.

«Es una súper recompensa», dijo tras vencer por 21-9 y 21-16

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EFE Carolina Marín se emocionó tras vencer en la final a Tai Tzu Ying

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