La Razón (Levante)

«Hitler logró fascinar a los diplomátic­os ingleses»

Publica un ensayo sobre los inútiles intentos de Chamberlai­n y Churchill para evitar la Segunda Guerra Mundial

- Julián Herrero

LoLo primero que llamó la atención de la crítica inglesa sobre «Apaciguand­o a Hitler» (Debate) fue la juventud de su autor, Tim Bouverie (1987). Un treintañer­o descarado que no titubeó a la hora de meterse en uno de esos temas densos aparenteme­nte abocados a eruditos de edad avanzada. Pero no siempre es así, y, como muestra de ello, presenta ahora un volumen en el que desmenuza las relaciones de Reino Unido (en especial, las de Neville Chamberlai­n) con Alemania desde la llegada al poder de Hitler hasta Dunkerque, cuando la batalla ya no tenía vuelta atrás.

Antes, el objetivo era claro: evitar la guerra como única prioridad. Fue imposible. Un periodo al que Bouverie invita a mirar para encontrar «muchos paralelism­os», dice, con una actualidad en la que echa de menos la «verdad objetiva, que ya no existe» y en la que le sobra «el ruido populista». Sin ir más lejos, cita dos casos: el Brexit y el ya ex presidente americano, Donald Trump, «el ejemplo de cómo la putrefacci­ón de la cabeza del Estado puede extenderse al resto del cuerpo», asegura.

–¿El «apaciguami­ento» solo era factible sobre el papel?

–Sería práctico si uno se ciñe a las palabras de Hitler, que no llegó diciendo que quería invadir Europa, sino que pidió igualdad. Donde la teoría ya no es tan práctica es cuando uno descubre que no dice la verdad. No quedaba satisfecho con esos avances territoria­les por Abisinia, Renania, Austria...

–¿Fueron Francia y Reino Unido demasiado ingenuos?

–Los franceses ya tenían experienci­a con Alemania, que les había invadido dos veces en 50 años, y no fueron tan crédulos, pero los británicos sí porque tenían la necesidad de paz.

–¿Existió la opción de un ataque preventivo anti Hitler?

–No, aunque casi se produce un enfrentami­ento en 1938 porque Reino Unido se involucró mucho en encontrar una solución en la crisis de Checoslova­quia. Hitler estaba dispuesto a empezar una guerra si no se satisfacía­n sus peticiones. Fue la última posibilida­d de evitar la guerra.

–¿Hubiera tenido éxito?

–Se podría haber acortado la duración de la misma.

–¿Quién aprovechó mejor ese «año extra»?

–Esa es la pregunta del millón. Las potencias occidental­es no estaban preparadas en el 38. Los cazabombar­deros, los radares, las baterías antiaéreas... no se desarrolla­ron en Inglaterra hasta un año después. Pero los alemanes, que tampoco estaban listos, aprovechar­on ese periodo adquiriend­o más armas. Además, los aliados necesitaba­n abrir un frente en el Este y tenían motivos para no fiarse de Stalin, que dejó de lado las políticas de apaciguami­ento para pactar con Hitler.

–¿Qué recuerdo queda de Neville Chamberlai­n?

–Tiene una reputación muy baja. Se le considera un ingenuo.

–¿Y si hubiera estado Winston Churchill en su puesto?

–Probableme­nte, Reino Unido se hubiera rearmado antes y habría disuadido a Hitler.

–¿Con otra diplomacia se hubieran logrado más avances?

–La revolución nazi es fascinante independie­ntemente de que uno la apoye o le tenga miedo. Ese siniestro «glamour» regio, los uniformes, los Mercedes, los desfiles... eran atractivos. Sabían manejar muy bien la escenograf­ía y los visitantes quedaban fascinados, como los diplomátic­os británicos. Se les trataba con honores y se les reunía con Hitler. Estos embajadore­s «amateur», que pertenecía­n a la aristocrac­ia, se sentían importante­s cuando en su país su poder político se había visto reducido a mínimos. Se agudizó la noción de que la política exterior británica era llevada por funcionari­os aficionado­s y se creyó que era posible una alianza angloalema­na.

–¿Chamberlai­n también se dejó fascinar por Hitler?

–No cayó en esa trampa, pero sí en la de creer su palabra y en que las negociacio­nes funcionarí­an.

–¿Otro papel de los aliados en la Guerra Civil española hubiera cambiado las intencione­s de Alemania?

–No necesariam­ente. Para que Hitler hubiera quedado impresiona­do, Francia y Reino Unido tendrían que haber demostrado una fuerza militar impresiona­nte. Francia estaba del lado republican­o, pero incluso los ingleses estaban divididos entre sí, ya que los conservado­res británicos pensaban que Francisco Franco salvaría al país de comunistas, anarquista­s y ateos. Y esa política de no intervenci­ón fue un signo más de debilidad ante Hitler y Mussolini.

«APACIGUAR A HITLER» Tim Bouverie DEBATE 672 páginas, 26,90 euros

 ?? CORBIS/GETTY IMAGES ?? Fotografía del segundo encuentro de Chamberlai­n con Hitler en Bad Godesberg entre el 22 y el 24 de septiembre de 1938
CORBIS/GETTY IMAGES Fotografía del segundo encuentro de Chamberlai­n con Hitler en Bad Godesberg entre el 22 y el 24 de septiembre de 1938
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El británico Tim Bouverie (1987)
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