Olvidando a Neuer
En-Nesyri, villano de la Supercopa de Europa con el Sevilla, se redime en la Liga con un promedio letal: un gol cada 91 minutos
El 18 de enero hizo un año del debut de Youssef En-Nesyri como sevillista, unos minutillos nada menos que en el Bernabéu (derrota 2-1). Fichado a cambio de 20 millones de euros, al delantero de Fez lo recibía la muy complicada ciudad de Sevilla con el rancio clasismo que suele dispensar al forastero carente de pedigrí. Un chico formado en el Málaga –vaya por Dios– y procedente del Leganés –en fin…–, ¿qué pintaba en el pentacampeón de la Europa League a cambio de semejante pastizal? Seis goles en media temporada, dos de ellos decisivos para la conquista del sexto entorchado continental, no convirtieron los prejuicios en benevolencia.
Luego, llegó el malhadado 24 de septiembre, cuando En-Nesyri tuvo en sus botas la consecución de un título improbable. En la Supercopa europea de Budapest, el Sevilla arrastró al todopoderoso Bayern a la prórroga, un tiempo extra jamás se habría disputado si el magrebí no se hubiese topado en el minuto 88 con Manuel Neuer. Galopó Youssef cuarenta metros con los defensas bávaros royéndole los tobillos, se plantó ante el mejor portero del mundo y chutó esquinado… pero el brazo telescópico del guardameta se estiró hasta desviar el balón con la yema de los dedos. Una pena, sí, que en la estirada Híspalis equivalía a una pena capital.
La redención ha llegado a base de goles, un buen puñado de ellos. Dieciséis lleva anotados desde entonces En-Nesyri, doce en Liga (los mismos que Suárez y uno más que Messi, con perdón) y cuatro en Champions (los mismos que Cristiano, Benzema y Lukaku, excusen que les diga). El promedio realizador del fecí es asombroso: Luuk De Jong aún le pica mucho tiempo de juego, así que sus tantos se reparten en 1.468 minutos sobre el césped, una celebración cada 91 minutos. Muy del gusto de Lopetegui, además, porque combina su eficacia con una asombrosa capacidad de trabajo que lo lleva a jugar muchos tramos finales de partido en la banda izquierda, donde su velocidad y abnegación lo convierten en una gran ayuda para el lateral. En el Sevilla ya se ha desempolvado la historia de Juan Arza, aquel «Niño de Oro» navarro que ganó en 1955 el único trofeo Pichichi de la historia, intercalado en medio de los cinco que atesora Alfredo Di Stéfano. Palabras mayores. Las ofertas, así, no han tardado en llegar. Dos clubes de la Premier –el West Ham y uno de los grandes cuyo nombre no ha trascendido– ya le han enseñado la chequera a Monchi, que ha rechazado sendas ofertas por cantidades cercanas a los cuarenta millones, el doble de lo que costó hace un año. El sábado, tras lograr frente al Cádiz su segundo hat-trick del curso, EnNesyri rechazó la idea de marcharse del Sevilla este invierno. «Estoy en un gran club y queremos hacer grandes cosas esta temporada», declaró al término del partido. Youssef camina por la vida, igual que sobre el campo, a toda velocidad, sin tiempo siquiera para pasar factura por esas críticas que tanto lo han escarnecido.