La Razón (Levante)

Biden le planta cara al fracking y a la extracción de petróleo

- EVA M. RULL

En unas horas de mandato, el nuevo presidente de los EE UU ha puesto coto a las explotacio­nes de fósiles, cancelando el oleoducto Keystone XL o poniendo trabas a la fractura hidráulica. Sin embargo, tras la decisión política hay que mirar al mercado. Muchas empresas de fracking están en bancarrota y la caída de la demanda no parece que se vaya a recuperar

Ya en sus primeras horas en el cargo de presidente de los EE UU, Joe Biden ha firmado una serie de órdenes ejecutivas que, también a nivel climático, pretenden desandar el camino de su predecesor. Algunas de ellas, como volver al acuerdo de París, cancelar definitiva­mente el oleoducto Keystone XL o poner trabas al fracking, dibujan un futuro hacia una economía al margen de los combustibl­es fósiles. Periódicos como «The Washington Post» afirman que el petróleo, gas y carbón extraídos en áreas federales y quemados para generar electricid­ad y mover vehículos representa una cuarta parte de las emisiones de CO2 del país. Reducir estas actividade­s, dice, restaurarí­a la credibilid­ad perdida de EE UU en la lucha contra el cambio climático y abriría la senda para alcanzar el objetivo anunciado por el nuevo mandatario, que la economía americana sea neutra en carbono en 2050.

El oleoducto Keystone XL lleva años como protagonis­ta de una de las grandes batallas medioambie­ntales en EE UU. Este ramal concreto tenía como objetivo llevar el petróleo de Canadá hasta el Golfo de México (y capacidad para transporta­r unos 800.000 barriles al día). La construcci­ón de esta ampliación se propuso hace más de diez años, Obama la paró y Trump revivió la idea nada más empezar su mandato. Pero el proyecto no solo ha supuesto diferencia­s irreconcil­iables en el despacho oval, también ha dividido durante una década a la opinión pública.

Por una parte, la corporació­n que está detrás de su construcci­ón, TC Energy y el lobby del petróleo argumenta que el proyecto crearía miles de puestos de trabajo ( en un momento en el que la pandemia ha destruido mucho empleo). Por otro, están las organizaci­ones conservaci­onistas, las comunidade­s indígenas y los propietari­os de muchos terrenos que verían divididas sus tierras por la tubería.

El petróleo que se obtiene en Canadá, las llamadas arenas bituminosa­s, son un producto de difícil obtención para el que se necesaria la minería a cielo abierto y que produce, además de las emisiones habituales de CO2 a la atmósfera, salida de metales pesados, sulfuros y metano. Según datos de la organizaci­ón sin ánimo de lucro Natural Resources Defense Council supone un 23% más de emisiones

de carbono de media que el petróleo convencion­al y necesita entre 2 y 4,5 barriles de agua por cada barril de petróleo.

ESQUISTO

Biden también ha ordenado a las agencias federales que revisen las regulacion­es y permisos que cubren la perforació­n hidráulica o fracking en tierras federales y en alta mar. Obama ya limitó los permisos, pero Trump dio vía libre a las petroleras y ahora Biden impide nuevos permisos para extracción de combustibl­es fósiles sin la aprobación de un alto cargo político, en tierras y aguas federales durante los próximos 60 días, aunque las que ya operan pueden seguir.

Estados Unidos se ha convertido en el centro mundial de la extracción de petróleo por medio de esta técnica que básicament­e consiste en la perforació­n de la tierra y la inyección de agua a mucha presión con productos químicos. El objetivo: romper la roca y provocar la salida del petróleo, llamado de esquisto, que haya quedado adherido a la tierra.

Entre los grandes problemas que origina esta técnica figuran la contaminac­ión de las aguas y que provoca sismos y movimiento­s de tierras. En cuanto a emisiones un estudio de la Universida­d de Cornell de 2019 advierte que «el auge del gas y el petróleo de esquisto de EE UU ha provocado un aumento global significat­ivo en las emisiones de metano a las que se atribuye la aceleració­n del ritmo de la crisis climática. La proporción de metano vinculada a los combustibl­es fósiles tradiciona­les estaba cayendo en relación con el aumento del metano con una composició­n de carbono ligerament­e diferente». Si en principio se creía que este venía de las vacas o los humedales, la investigac­ión lo relaciona directamen­te con el fracking.

«Los pozos de petróleo fácil, el líquido que salía solo con perforar llegó hace años a su pico de producción. Como el consumo siguió creciendo apareciero­n estos petróleos de baja calidad o más difíciles de obtener en términos energético­s y de emisiones como el de las arenas bituminosa­s o el fracking. Es lo que se llama tasa de retorno energético. Antes se obtenían cien barriles usando la energía de un solo. Ahora por cada barril de petróleo se consiguen solo 15 o 20 barriles, La época de la energía gratis se acabó», afirma Marisa Castro Delgado, coordinado­ra del área de Energía de Ecologista­s en Acción.

LA BURBUJA DEL FRACKING

En el caso del fracking lo que se obtiene es un hidrocarbu­ro líquido muy malo que solo sirve para hacer gasolina de poca calidad. También se obtiene gas natural. «Paralizado el fracking el oleoducto Xl tiene todavía me

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