La Razón (Levante)

El ministro «incómodo» que prefiere a Sánchez

Reniega de los focos y del espectácul­o mediático de Podemos y conecta mejor con los ministros socialista­s

-

Castells (1942) es un catalán nacido en Hellín (Albacete). A los 24 años se convirtió en el profesor más joven de la Universida­d de París, ciudad a la que se exilió perseguido por el franquismo en 1962, y hoy es el ministro decano del Gobierno de Pedro Sánchez. Un Gabinete en el que desembarcó de forma inesperada, según él mismo ha llegado a reconocer, y en el que se estrenó cuestionan­do la idoneidad de desgajar su cartera de Universida­des de la de Ciencia e Innovación, que ostenta Pedro Duque. Su escisión se circunscri­bió a la necesidad de dar acomodo a la cuota morada dentro de la coalición, así se lo explicó el presidente, y su desapego por el ministerio lo esconde en la autonomía de las universida­des y en el hecho de que las competenci­as de éstas recaigan, a su vez, sobre las autonomías. Con esa cartera (en formato físico) llegó y posó a la entrada de su primer Consejo de Ministros un frío 14 de enero de 2020. «Está vacía», reveló con sorna, levantándo­la por enciManuel ma de su cabeza ante los reporteros gráficos. Genio y figura.

Su alma de profesor no encaja en el traje de ministro. O al menos el perfil al que estamos acostumbra­dos. Tampoco su concepción de la política casa con la coyuntura actual. Se confiesa «incómodo» en su rol actual y rechaza el espectácul­o en que se convierte el Congreso de manera demasiado habitual. También de la estrategia de filtracion­es interesada­s en la que recaen con frecuencia sus colegas de Unidas Podemos como medida de presión dentro del propio Gobierno para imponer sus tesis. No acapara los medios, salvo polémicas –como la que le ha enfrentado con los rectores esta semana por los exámenes online– y se ha ganado la reputación de ministro ausente o desapareci­do. Él reniega de esta condición e, incluso ante los suyos, asegura que «comunicará con hechos», pues rechaza que la política se vea reducida a grandes titulares vacíos de contenido. No le gustan los focos, eso es así, y los datos le delatan: tardó tres meses, algo más de 40 días, en dar su primera rueda de prensa tras llegar al cargo. En pleno azote del coronaviru­s, el

titular de Universida­des, que tiene un abanico de patologías previas –tras haber sufrido varios infartos y superar un cáncer– se recluyó. Desapareci­ó.

Su relación con el resto de compañeros del Gabinete es buena. Ministros consultado­s por LA RAZÓN destacan su «trato cordial y muy agradable». Especialme­nte estrecho es su vínculo con el ex ministro de Sanidad y ahora candidato a la Generalita­t, Salvador Illa, al que definió recienteme­nte en una entrevista como «un gran amigo», y también con otros colegas como el ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos. Suele ser participat­ivo en el Consejo de Ministros, tal como reconocen otros integrante­s del Gobierno, que atestiguan que sus «intervenci­ones son muy escuchadas, porque le reconocen esa autoridad». «Además, siempre enfoca los temas desde un punto de vista positivo», reseñan, una visión «muy necesaria» en el año oscuro que ha vivido el Ejecutivo con el azote del coronaviru­s. Esta actividad interna, contrasta con su escasa visibilida­d pública. Solo sus camisetas reivindica­tivas, en sus visitas al Senado, por «Equal rights» (Igualdad de derechos) o «Black Lives Matter» (La vida de los negros importa) han llamado la atención.

Su alma revolucion­aria vio germinar en sus clases las protestas de mayo de 1968. Fue en ellas donde Daniel Cohn-Bendit y otros estudiante­s alentaron las revueltas, motivo por el cual la Universida­d de París le despidió. Así congenió inmediatam­ente con las movilizaci­ones del 15-M. A Pablo Iglesias le reconoce el mérito de haber logrado reconverti­r este impulso y sentimient­o antisistem­a en un instrument­o político dentro del juego democrátic­o, aunque su relación no sea lo cercana que cabría esperar, pues en privado se muestra cercano a los ministros socialista­s y a Pedro Sánchez, que a los morados.

Indultos y derecho a decidir

Precisamen­te, el presidente le incluyó en la «mesa de diálogo con Cataluña» que Gobierno y Generalita­t crearon en 2020 en el marco de su renacida relación bilateral por el «reencuentr­o». Castells es muy crítico con la sentencia del «procés», defiende abiertamen­te que no existió rebelión, y es partidario de la concesión de los indultos a los líderes condenados por el Tribunal Supremo. Por ellos aboga dentro del Consejo de Ministros, que se tendrá que pronunciar sobre esta cuestión en los próximos meses. No es su única posición controvert­ida sobre Cataluña. Abona la tesis de la existencia del «conflicto político catalán» y se alinea a favor del derecho a decidir, aunque sea contrario a la independen­cia y reconozca que no marcaría esa opción en un eventual referéndum. El titular de Universida­des ha entrado también en campaña electoral y participó el viernes en un acto telemático sobre ciencia e investigac­ión.

Reconocido republican­o, es consciente, no obstante, de que actualment­e no se dan las condicione­s para abrir el debate constituci­onal entre Monarquía o República. Un posicionam­iento que vuelve a chocar con la escenifica­ción que se promueve desde Podemos con relativa frecuencia. De hecho, no esconde su buena sintonía con el actual Rey Felipe

En sus clases, Daniel Cohn-Bendit alentó las revueltas de mayo del 68. La Universida­d de París le despidió por ello

De Felipe VI alaba su «inteligenc­ia, limpieza y ética» y su capacidad para «regenerar la institució­n y dar confianza»

VI, a quien dio clase en la universida­d. No así con el rey emérito para el que pidió públicamen­te la abdicación en un artículo en La Vanguardia en 2014 después del accidente en Botsuana. En una tribuna, titulada «Jaque al rey» pedía «recurrir a la reserva moral de la monarquía, al príncipe Felipe y la princesa Letizia». «He tenido el honor de enseñar a don Felipe en la Universida­d Autónoma de Madrid. Y puedo atestiguar su inteligenc­ia, limpieza y ética. Él puede conectar con la nueva generación, muchos de cuyos valores comparte. Él puede regenerar una institució­n que solamente tiene sentido si inspira confianza y confiere legitimida­d».

 ?? LUIS DÍAZ ?? El ministro de Universida­des, Manuel Castells, durante un pleno en el Senado
LUIS DÍAZ El ministro de Universida­des, Manuel Castells, durante un pleno en el Senado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain