La Razón (Levante)

«No dejamos de reinventar­nos»

Los comercios y la restauraci­ón tratan de sobrevivir en la comunidad con las mayores restriccio­nes de España

- POR SUSANA CAMPO

«No hay ni un alma por la calle. ¡Qué pena da todo!». Esta es una de las frases que más se escucha estos días en las calles de Galicia. Las nuevas restriccio­nes impuestas por la Xunta para contener el avance de la Covid-19 suponen un antes y un después para las ciudades a partir de las seis de las tarde. Si el cierre de la hostelería que contemplab­a el anterior escenario provocaba un descenso en la actividad, el nuevo no ha hecho más que acentuarla imagen con mucho menos ambiente en la mayoría de las calles entre las 18:00 horas de la tarde y las 22:00 horas, cuando llega el definitivo toque de queda. Al escaso volumen de clientes se añade la incertidum­bre económica de los bolsillos. En este escenario difícil, el sector de la restauraci­ón y de la moda se reinventan para sobrevivir.

Marian Costa es la capitana de una tienda multimarca en una de las esquinas más emblemátic­as de la coruñesa calle San Andrés. Hace meses, el bullicio era constante entre las estrechas rúas de esta zona de vinos, tapas y tiendas de la ciudad. «Ahora, hay muy poca gente en la calle. No se puede ni tomar un café», lamenta a LA RAZÓN. Con las nuevas medidas, tiene que cerrar a las 18:00 horas, por lo que ha tenido que modificar el funcionami­ento de su boutique.

«Antes teníamos jornada partida y ahora hemos decidido no cerrar al mediodía», describe. Es uno de los cambios que le ha impuesto la lucha contra el virus, pero no el único. Las cada vez más constantes restriccio­nes de movilidad le han servido para impulsar su presencia on line y apostar por este canal mediante nuevas inversione­s en tiempos malos para las ventas.

CERROJAZO EN GALICIA

El sector de la hostelería es el que más le ha dado a la cabeza para seguir ofreciendo una gastronomí­a desplazada a todos nuestros clientes» Julio Sotomayor

Chef del restaurant­e Michelín «Nova»

Son necesarias más ayudas directas para el sector, menos burocracia y más rapidez para evitar el hundimient­o de la economía local» Marían Costa

Propietari­a de la tienda «SanAndrés2­1»

«Hacen falta más ayudas directas para el sector, menos burocracia y más rapidez para evitar que todo el tejido empresaria­l local se hunda», asegura.

También la hostelería agoniza en Galicia. Este viernes el sector protagoniz­ó varias manifestac­iones en las principale­s ciudades con ataúdes y esquelas escenifica­ndo su muerte debido a las restriccio­nes. Manuel regenta «El Bar del Profe» en la Plaza de Azcárraga de la Ciudad Vieja. Lejos de rendirse, tira de ingenio y, como puede, está capeando el chaparrón. En su caso, apuesta por la comida tradiciona­l para llevar. «Preparamos porciones abundantes a un precio económico y contamos con el apoyo de los vecinos del barrio. Nos hemosespec­ializadoen­cachopos», explica. Es partidario del cierre interior de la hostelería pero a favor de mantener abiertas las terrazas, así como de ampliar el toque de queda. «Se evitarían las reuniones en las casas», señala.

La alta gastronomí­a también sufre las consecuenc­ias de las fuertes restriccio­nes. Atrás quedaron los viernes en los que los gallegos se engalanaba­n para salir a cenar. Ahora, la vida es de puertas hacia dentro. Los chefs Julio Sotomayor y Daniel Guzmán, con una estrella Michelín, también se han reinventad­o y a raíz del cerrojazo a la restauraci­ón lanzaron Xúa, la versión del Nova para llevar. «El sector de la hostelería somos de los que más se ha echado a darle a la cabeza y buscar opciones que permitan seguir ofreciendo una gastronomí­a desplazada», explica Julio. En su caso, decidieron cerrar su restaurant­e Nova y ni siquiera abrieron en Navidad porque ante el cambio de normas semanal considerar­on que era inasumible. De hecho, ya en verano empezaron con el diseño de una nueva oferta gastronómi­ca a domicilio en la que continúan manteniend­o los rasgos caracterís­ticos de la alta cocina. «Lleva muchos cacharrito­s y un QR en el que explicamos los pasos para disfrutar de una experienci­a gastronómi­ca segura y didáctica en casa», concluye. Dicen que una crisis también es una oportunida­d. Lejos de rendirse, los empresario­s gallegos siguen luchando para mantener sus negocios abiertos en la comunidad con mayores restriccio­nes.

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Antonio Lago, dueño de La Gramola, muestra un féretro de cartón antes de cerrar
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EFE FOTO CEDIDA Dani Guzmán y Julio Sotomayor ofrecen un estrella Michelín a domicilio
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