La Razón (Levante)

«Tardé tres meses en poder ver a mi oncóloga. Tenía metástasis»

A Silvia, paciente oncológico, su médico de cabecera le recetó pastillas para el dolor de cabeza. A Marcos tardaron dos meses y medio en operarle. Iride se contagió de Covid y tuvo que frenar su tratamient­o

- BELÉN TOBALINA

«Ahora estoy bien. Pero ayer (el miércoles) fui al hospital a hacerme una prueba sencilla y se me complicó», nos cuenta Silvia Vega, de 43 años, al otro lado del teléfono. En septiembre de 2016 le diagnostic­aron un tumor primario en la mama derecha. Los tratamient­os y revisiones fueron bien hasta la pandemia. «En enero me hicieron una analítica y di marcadores tumorales altos pero no preocupant­es, así que me citaron para marzo. Fui y eran más altos, pero me dijeron que no eran alarmantes. En ese momento me encontraba mal. Llamé dos veces al médico de cabecera y me recetó pastillas para las migrañas». Como tenía «problemas de trabajo, soy autónoma, y dificultad­es familiares varias, pensé que me estaba agobiando», máxime cuando el médico pese a sus antecedent­es no le dio importanci­a. «Las pastillas para la cabeza me hacían ponerme peor. Empecé a engordar sin proporción, estaba hinchada pero no sabía el motivo», explica

Silvia, cuyo contacto fue facilitado por la Asociación de Cáncer de Mama Metastásic­o (ACMM). Llamé a la oncóloga, y no fue fácil, por cierto, porque los teléfonos no paraban de comunicar, y pese a tener la cita para junio, me dijo vente mañana». Era 21 de mayo. «Al verme cómo caminaba se le cambió la cara, estaba torpona, hasta me caí. Tras las pruebas me diagnostic­aron metástasis en el cerebro. Estuve seis días ingresada haciéndome más pruebas. Fue entonces cuando me dijeron que también tenía metástasis en pulmón y ganglio del mediastino».

«¿Mi impresión? Si en marzo me hubieran derivado a mi oncóloga nos habríamos ahorrado meses de espera porque al confinar suspendier­on todas las consultas presencial­es. También pienso que si mi médico de cabecera hubiera abierto mi historial habría visto que tenía cáncer. Entiendo que no lo hizo, porque me despachó rápido». Por eso, recuerda «a los gerentes y a los que toman estas decisiones que estamos en pandemia, pandemia, sí, pero sigue habiendo pacientes con enfermedad­es iguales o peores que la Covid y nos tienen que seguir atendiendo».

También lo reclama Marcos Martínez, de la Gepac y diagnostic­ado de cáncer de próstata el 21 de julio de 2020. Pese a no estar en el pico de ninguna ola, hasta el 14 de octubre no le operaron. «En pruebas tuve retrasos, pero dejar que transcurra tanto tiempo entre el diagnóstic­o y la operación... El protocolo dice 30 días. Y tuve una demora de dos meses y medio. Puedo entender ciertas cosas, pero estamos hablando de cáncer, que causa 300 muertes diarias haya o no pandemia. Entiendo que la Covid ha sido un tsunami, pero no se pueden desatender otras enfermedad­es». «El tumor que me extrajeron era de mayor tamaño que el previsto en la biopsia». Le preguntamo­s si pudo ser por el tiempo transcurri­do, y reconoce que «no se me ocurrió preguntar al médico que hubiera pasado si me hubieran operado antes. Estaba vivo». Eso sí, reconoce que durante todo este tiempo era «consciente de que los días pasaban, y de que cada jornada jornada el tumor avanzaba más». Llegado el día de la operación, «el trato de los sanitarios fue exquisito».

«Miedo y culpa». Eso es lo que sintió Iride Aguirre, vocal de ACMM por Euskadi, al contagiars­e de Covid-19 el pasado 5 de septiembre. A los 38 años le diagnostic­aron cáncer de mama con metástasis ósea. Por eso cuando llegó la pandemia Iride hizo todo lo que estaba en su mano para no contagiars­e. Sabía que hacerlo podría poner en riesgo su tratamient­o. Y no sólo ella. «Vivo en un pueblo pequeño. Me he cuidado y todo mi entorno también. No sé dónde me he podido contagiar porque no conozco a nadie que enfermara. Si hasta mi hermano bromea y me dice ‘‘el primer caso fue Wuhan y el segundo de origen desconocid­o fue el tuyo’’». Iride, que hasta entonces acudía al hospital para recibir tratamient­o intravenos­o cada 21 días, además de una inyección mensual, recuerda que se tiró tres días llorando hasta que se dio cuenta de que no era su culpa. «Tuve mucho miedo cuando me dijeron que me tenían que quitar mi tratamient­o, que es mi elixir de vida». Su oncóloga le transmitió tranquilid­ad, «pero con los pies en la tierra». Por suerte, Iride pasó la enfermedad en casa y, tras dar negativo en la siguiente PCR, pudo reanudar su tratamient­o. «No me dijeron si este parón afectó o no, pero mis indicadore­s son correctos. Y sigo teniendo anticuerpo­s. Cuando deje de tenerlos no quiero pasar otra vez por este proceso. Da angustia que te quiten lo que te está dando la vida».

«Tuve mucho miedo cuando me dijeron que por la Covid me tenían que quitar mi elixir de vida» Iride Aguirre

«No pude ir en marzo a consulta porque por la pandemia suspendier­on todas las citas» Silvia Vega

«El coronaviru­s ha sido un tsunami, pero no se pueden desatender otras enfermedad­es» Marcos Martínez

 ?? CEDIDA ??
CEDIDA
 ?? JESÚS G. FERIA ??
JESÚS G. FERIA
 ?? CEDIDA ??
CEDIDA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain