El reconocimiento de Biden blinda a Guaidó ante Maduro
El chavismo evita actuar contra el presidente interino después de que el nuevo Gobierno de Estados Unidos le diera su apoyo y rechazase dialogar con la dictadura
«Si lo veo, yo misma le pongo las esposas y lo entrego a las autoridades», indicó la primera vicepresidenta del Parlamento de Maduro en Venezuela, Iris Varela. Se refería a Juan Guaidó y lo hacía al reclamar que no entendía por qué el líder opositor aún no ha sido encarcelado. La ex ministra de Prisiones hacía reflotar así un reclamo de las bases más radicales del chavismo, pero cuyas exigencias caen en saco roto desde 2019, pues el régimen no actúa directamente contra Guaidó, sobre quien además pesan cuatro causas penales iniciadas por la Fiscalía controlada por el Ejecutivo. Nicolás Maduro lo convoca a medirse en elecciones regionales, que aspire a la gobernación del Estado donde nació. «¿Será que el bobolongo Guaidó quiere ser candidato de Vargas? Dale Guaidó, déjate de orgullo, no seas tan estúpido y lánzate a gobernador y después a candidato presidencial en 2024», sostuvo el mandatario en televisión.
Agredir a Guaidó aún tiene costos. Si bien su popularidad ha mermado, las alianzas se han quebrado y algunos gobiernos ya no son enfáticos en reconocerlo como presidente interino, aún cuenta con validación internacional: todo el Grupo de Lima lo considera el legítimo gobernante de Venezuela, así como Canadá, Colombia, Reino Unido, Marruecos y otras tantas naciones, incluida EE UU. La Administración Biden ha ratificado que Washington mantendrá su respaldo a Guaidó y a la Asamblea Nacional electa en 2015, y ha descartado mantener reuniones directas con Maduro. El embajador nombrado para Venezuela por Trump, James Story, fue ratificado por el Senado para continuar con sus labores; y el enviado especial Elliot Abrams se mantiene «El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, negoció con el régimen venezolano durante meses, tratando de obtener términos mínimamente aceptables para las elecciones. Fracasó porque el régimen no se movió ni un centímetro. ¿Cuál es el punto de convocar nuevas negociaciones y elecciones a menos que haya nuevos ingredientes que puedan traer éxito?», escribe Abrams en la revista «Foreign Policy».
Sus señalamientos son amplios y crudos. «Partes de Europa, especialmente España, siguen siendo refugios seguros para los peces gordos del régimen de Maduro (...) ¿a qué está esperando la UE antes de imponer sanciones más amplias para presionar al régimen para que inicie negociaciones serias?». Dentro de Venezuela hay coincidencia en que sin alineación de esfuerzos internacionales, lograr una salida democrática es cuesta arriba.