La Razón (Levante)

El ecologista que se pone del lado del «gran matador»

Al norte del Duero nadie quiere saber nada ni del lobo ni del Ministerio de Transición Ecológica

- Rafael Fernández

EsteEste es un asunto en el que algunos entran a mordiscos. A dentellada­s. Y no es para menos. Se entremezcl­an formas de vida y la subsistenc­ia de comarcas enteras dedicadas a la ganadería... frente a los que algunos llaman «ecologista­s de sofá».

Vaya por delante que nadie quiere acabar con los lobos. Todos parecen estar de acuerdo en que son una riqueza natural y un patrimonio a conservar. Cuántos se deben «conservar» es la cuestión. De entrada, el Ministerio de Transición Ecológica, que ha sido quien ha abierto la caja de Pandora de todo este asunto, ha pospuesto, a próximas semanas, la discusión sobre la futura realidad del lobo al Norte del Duero. Su intención inicial de que el lobo no sea catalogada como especie cinegética ha disparado las alarmas en todo el norte peninsular. Desde Galicia al País Vasco se rechaza de plano no poder controlar las poblacione­s de lobos. En este asunto no hay siglas políticas que valgan. Todos han cerrado filas con sus ganaderos. Esos que deben hacer frente a las dentellada­s físicas y económicas en sus animales.

Bueno, todas las formacione­s no. Alguna se ha puesto del lado del «gran matador». Unidas Podemos se ha posicionad­o del lado de la vicepresid­enta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfic­o, Teresa Ribera. Y en este Gobierno de desencuent­ros, y lanzamient­o de trastos ideológico­s y políticos, se ha situado enfrente el ministro de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón, Luis Planas. Como por otro lado no podía ser de otra manera. Pues ha de defender a su grey. O no, según los más ultramonta­nos.

El diputado de Unidas Podemos, Juan López de Uralde, ha dado un paso al frente y ha manifestad­o que la inclusión del lobo en el catálogo de especies protegidas supondrá que no podrá ser cazado en España, pero además «una estrategia de gestión de la especie que incluya ayudas al sector ganadero». Sin duda él sabe algo que los demás desconocen. Y cuando decimos, los demás, nos referimos a las decenas de miles de ganaderos que, por encima del Duero, reciben los ataques de unas poblacione­s de lobos que se reproducen sin control. Algo que en los últimso años hemos visto entre los jabalíes. Esos que han tomado las calles y plaza de miles de localidade­s localidade­s de toda España y que para la mayoría son «una plaga». López de Uralde va más allá y ha exigido a Planas una rectificac­ión de sus palabras al tiempo que ha rechazado su posición. Asegura que no le han sorprendid­o las manifestac­iones del titular de Agricultur­a a quien ha definido como «un ministro antiecolog­ista» que se opone «siempre» a «cualquier medida en cualquier ámbito que vaya en defensa del medio ambiente» y que limite «las convenienc­ias de la agricultur­a». Podemos, de nuevo, ha vuelto a echar mano del «lo entiendo pero no lo comparto». Ni es negro ni es blanco ni todo lo contrario. Apuesta por la coexistenc­ia del lobo (sin control) y la ganadería extensiva. Ese no hablar claro es pura confusión y, en gran medida, la mejor explicació­n del porqué la formación morada tiene tan pocos votantes en las zonas agrarias y ganaderas. Estos sí están en la tierra. Y no asaltando cielos...

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SANTI CARNERI El diputado de Podemos Juan López de Uralde, en una manifestac­ión de Greenpeace

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