«Perros de paja», un Peckinpah en adrenalínica gloria

de colocarse entre lo más visto de Netflix a nivel mundial por segunda semana consecutiva, Lluis Quílez, el director con sello ESCAC de «Bajocero», encuentra tiempo durante la promoción del filme para recomendar «Perros de paja». Además de defenderla como un «clásico incontestable que no envejece», entiende que «dialoga de algún modo» con su nueva película: «En ambas es fuerte esa sensación de desasosiego y de pérdida del poder en una situación situación que creíamos, hasta el momento, totalmente controlada», explica.

Dirigida en 1971 por Sam Peckinpah («Grupo salvaje», «La huida»), la película cuenta la historia de una pareja de estadounidenses recién casados y, sobre todo, su llegada a un pequeño pueblo inglés en el que rápidamente serán conscientes del desagradable «shock» cultural. Lo que en manos de otros guionistas bien podría ser una comedia de situación al uso, en las de Peckinpah y David Zelag se convierte en el «thriller» perDespués

«El director nos hace cómplices de la ansiedad de los protagonistas», explica el también cineasta Lluis Quílez

fecto: no hay filme que haya tratado mejor una invasión del hogar ni guion que mejor haya traspuesto las filias sexuales evitando lo explítico. Según Quílez, que sitúa la película a la altura de «Asalto a la comisaría del distrito 13» o «La cosa (The Thing)», ambas de John Carpenter, la maestría del director pasa por «hacernos cómplices de la ansiedad de los protagonistas», revelando información solo al espectador.

Nominada al Oscar únicamente por su banda sonora, obra de Jerry Fielding, una de sus anécdotas más celebres de rodaje ocurrió durante la escena del bar, en la que Dustin Hoffman y Susan George tienen que aguantar las miradas de asco de los locales. Para preparar a los extras, Peckinpah acordó con Hoffman rodar la primera toma sin pantalones, para que la sorpresa en las reacciones fuera genuina e irrepetible.

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