La Razón (Levante)

La banca afronta la segunda reconversi­ón del siglo XXI

Tras la crisis financiera, la pandemia ha adelantado la reestructu­ración de un sector que acelera la digitaliza­ción

- JAVIER DE ANTONIO POR

España ha sido desde los años 60 del siglo pasado el país con más sucursales bancarias, más playas con bandera azul y más bares por habitante. Pasadas dos décadas del siglo XXI, una crisis financiera y una pandemia, lo que queda en pie ya no destaca sobre nuestros vecinos europeos. Ahora, la digitaliza­ción, el bajo valor bursátil de los grandes bancos nacionales y la presión de los supervisor­es para la concentrac­ión bancaria, unido al cambio de concepto y de hábitos de los clientes, la baja rentabilid­ad y la caída del negocio por el parón económico forzado por el coronaviru­s está llevando a los comités de dirección de las entidades a afrontar una nueva reconversi­ón de sus estructura­s, que a la postre servirá para adelantar la revolución bancaria que debería haberse producido con menor rapidez.

La primera consecuenc­ia de esta situación es el recorte de personal, personal, que se traducirá en el cierre de casi 4.000 sucursales entre el anterior y el presente año, para pasar de las 23.851 que había a comienzos de 2020 a cerca de 19.900 que se espera a finales de 2021. Esto retrotae al sector a niveles no vistos desde la Transición.

En un año marcado por la pandemia y la aceleració­n de la digitaliza­ción por culpa de los confinamie­ntos forzosos, los principale­s bancos españoles redujeron su peso laboral en 2.176 empleados y cerraron 1.188 oficinas en España, según datos del Banco de España. Esto supone un ajuste del 1,72% del total de sus empleados y del 8,12% de sus oficinas en el país, que responde tanto a una búsqueda de la eficiencia, en un contexto de baja rentabilid­ad y de deterioro en la economía, como a una adaptación de su estructura a unos clientes cada vez más digitaliza­dos.

Los planes adelantado­s por las entidades financiera­s tras la pre

Los seis grandes bancos españoles redujeron su peso en 2.176 empleados y cerraron 1.188 oficinas en España en 2020

La pandemia ha provocado a la banca una contracció­n del beneficio neto agregado del 50,1% interanual

sentación de sus últimos resultados anuales confirman que la tendencia a la reducción de oficinas y plantilla se acelerará este año, principalm­ente por los procedimie­ntos de ajustes ya aprobados y rubricados con los sindicatos en Santander y Sabadell – a los que se sumará BBVA–, además de las evidentes consecuenc­ias que tendrá en su nueva estructura el que será el primer banco de España, el que surja de la fusión de CaixaBank y Bankia.

La gran banca afrontaba los primeros compases del año 2020 con la esperanza de recoger resultados positivos gracias al giro en su modelo de negocio, tras apostar por el aumento de su partida de comisiones y la transforma­ción de su negocio hacia uno más omnicanal. Pero la pandemia truncó sus planes y provocó una contracció­n anual del beneficio neto agregado del 50,1% interanual –hasta los 3.060 millones de euros–, según datos de la consultora Neovantas. Todas las entidades cayeron a doble dígito, excepto CaixaBank, que solo redujo su beneficio en un 8,2%, gracias a la disminució­n en los gastos de explotació­n (-21,7%) por la reestructu­ración de plantilla que había realizado en 2019, de cerca de 2.000 empleados. Respecto a los ingresos recurrente­s, a nivel agregado, los grandes bancos se dejaron un 0,9% i.a. por la disminució­n del negocio habitual como consecuenc­ia de las restriccio­nes a la actividad empresaria­l. Además, sus cotizacion­es cerraron el año de nuevo en negativo (-24% promedio con respecto a 2019) como consecuenc­ia de la incertidum­bre en los mercados.

Y los analistas auguran para el presente ejercicio un situación que puede complicars­e aún más. Para Ricardo Zion, profesor del EAE Business School, la reestructu­ración por la pandemia será más dura que la que vivieron en la Gran Crisis Financiera. «No parecía posible, pero esta segunda reconversi­ón será aún más complicada que en la primera. El cóctel no puede ser más envenenado, con tipos de interés en mínimos históricos –y no parece que a medio plazo esto pueda cambiar–, la creciente competenci­a de fintechs y neobancos y una crisis económica sin precedente­s. En este contexto la reconversi­ón se acelerará aún más, con la necesidad imperiosa de reducir gastos y tratar de ganar en rentabilid­ad.

La receta, la de siempre: cerrar oficinas y adelgazar la plantilla».

En esta situación de retroceso económico, a las entidades solo les queda la opción de evoluciona­r y de adaptarse a los nuevos tiempos, en los que el mercado digital es el futuro. Así lo cree Rodrigo Yagüe, profesor de OBS Business School, que tiene claro que «el modelo de negocio de la banca tradiciona­l está quedando totalmente obsoleto. Si bien es cierto que aún quedan clientes que apuestan por ello, mantener toda la estructura para ese pequeño segmento de clientes resulta ineficient­e». Por ello, ve en la digitaliza­ción la única salida que les queda a los bancos para sobrevivir en el siglo XXI. «La digitaliza­ción está siendo la consecuenc­ia de una adaptación del modelo de negocio del sector, el cual se ve obligado a competir con nuevos jugadores como las fintech, que están robando una buena parte de su base de clientes. Por lo tanto, creo que este proceso de cambio ha venido para quedarse definitiva­mente».

Joaquín Robles, analista de XTB, va un poco más allá y advierte de que «la caída en la actividad económica supone un menor número de operacione­s y, por tanto, una reducción de su negocio. Además, la política monetaria de los bancos centrales, que mantienen los tipos de interés a cero, estrechan el margen de intereses de la banca. La dotación de provisione­s también está limitando sus beneficios, ya que la desacelera­ción económica está provocando una mayor tasa de impagos. Los requerimie­ntos de capital, por parte de las institucio­nes europeas, también son más exigentes y cumplir con todos ellos dificulta la mejora en las cuentas».

La banca ha echado el cierre a más de 19.500 sucursales en España en la última década, por efecto directo de las fusiones y reestructu­raciones forzadas por las últimas dos grandes crisis

«El terreno de juego ha cambiado y competir en este entorno es muy difícil. La banca está practicand­o una huida hacia adelante, tratando de sobrevivir en un entorno hostil. Es un tema generacion­al y de tiempo. Todavía hay segmentos de la población que no pueden o no quieren adaptarse a los nuevos modelos. Pero la siguiente generación jamás pisará una sucursal bancaria y todo se hará vía app», sentencia el profesor Zion.

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Los datos del Banco de España confirman una nueva reestructu­ración del sector
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CIPRIANO PASTRANO

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