La Razón (Levante)

Entre la venalidad y el egoísmo

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A punto de cumplir los 35 años, que festejó en noviembre, y con más de tres lustros de alta competició­n en sus piernas, Jesús Navas reapareció tras el confinamie­nto a mediados de junio, como el resto de los futbolista­s, y enlazó quince partidos casi completos –fue suplido en el descanso en Villarreal– en las diez semanas siguientes, hasta la final de la Europa League del 21 de agosto. Al día siguiente, comenzó sus vacaciones... de cinco días, pues el 26 se plantó en Las Rozas para concentrar­se con la Selección; interrogad­o Luis Enrique por el sobreesfue­rzo al que obligaba al lateral, la respuesta fue anonadante: «Con que descanse quince minutos, tiene para tres temporadas». Jajaja, muy gracioso. El día 3, jugaba medio partido en Alemania; el 6, el encuentro completo contra Ucrania. Una fiera.

El 24 de septiembre, el Sevilla comenzaba su temporada oficial contra el Bayern en la Supercopa y Navas jugaba dos horas, prórroga incluida. Del 27 al 4 de octubre, enlazaba tres jornadas de Liga sin perderse un segundo y el 5, volvía a irse con España, cuyo selecciona­dor le daba 90 minutos contra Suiza y otros 90 frente a Ucrania. ¿Una máquina irrompible? En absoluto. Desde diciembre, el capitán del Sevilla apenas puede entrenar debido a un problema en la cadera que le provoca diversos bloqueos en su musculatur­a y, cuando puede jugar, lo hace con tres cilindros. «Descansa quince minutosyti­eneparatre­stemporada­s», dijo Luis Enrique. Muy científico y muy empático, también muy considerad­o.

Existe coincidenc­ia en el mundo del fútbol sobre la obligatori­edad de aligerar los calendario­s para evitar que los jugadores lleven una vida tan aperrada. Porque, queridos amigos, el lustre de la cuenta corriente no es directamen­te proporcion­al a la salud y es sencillame­nte falso pensar que a un futbolista profesiona­l le va en el (astronómic­o) sueldo la entrega de su cuerpo derrengado a la causa. En el último lustro, hemos visto añadirse al elenco de competicio­nes esa Liga de Naciones UEFA que no hay cristiano que entienda para qué sirve y Luis Rubiales ha convertido el partidito veraniego de la Supercopa en un cuadrangul­ar en la Chimbamba. Para el verano de 2022, hay previsto un Mundial de Clubes con veintitant­os equipos en China. ¿Cómo no van a lesionarse estas criaturas?

En esta problemáti­ca, además, incide tanto la venalidad de los dirigentes como el egoísmo de los entrenador­es, que degenera en el espíritu negrero del selecciona­dor que, para dos compromiso­s de interés relativo en un torneo menor, se niega

Lucas Haurie

Lejos de aligerar el calendario, no dejan de inventarse nuevas competicio­nes ni de alargar las ya existentes

Los entrenador­es se olvidan de su pasado de futbolista­s y explotan a sus muchachos con espíritu negrero

a convocar a cualquiera de los treinta laterales diestros nacionales que podrían haber suplido con solvencia al veterano sobrecarga­do. Y ya pueden costear los grandes clubes plantillas de 25 profesiona­les, que a la hora de la verdad siempre juegan «los mismos once cabrones», por recordar la afortunada expresión de John Benjamin Toshack.

Uno de los dos jugadores de campo del Real Madrid que aún no se ha lesionado en lo que va de temporada es Ferland Mendy, un lateral izquierdo... al que Didier Deschamps puso en la banda derecha en un partido reciente. ¿Tan mal anda la campeona del mundo que no tiene un diestro al que recurrir? Se lo acabarán cargando.

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