La Razón (Levante)

Iglesias frena el pacto en el CGPJ al exigir capacidad de veto

Podemos quiere que el PSOE le permita censurar uno de los nombres propuestos por el PP Génova avisa al PSOE de que no dará luz verde a la renovación si les perjudica

- Carmen Morodo -

La negociació­n de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha encontrado con el previsible escollo de los vetos cruzados entre PP y Podemos. Conciliar un acuerdo de reparto entre los dos principale­s partidos, PSOE y PP, que permita, al mismo tiempo, que el PP diga que no está Podemos en el cambio de cromos, y que los morados sostengan que sí han conseguido colar dos nombres suyos, como están negociando con los socialista­s, es como la cuadratura del círculo. El PP veta nombres de los morados y los morados pretenden, pretenden, a su vez, devolver la monera al partido de Pablo Casado. El miércoles Podemos ya amenazó con volar el pacto sobre RTVE porque en el Poder Judicial se les imponía la renuncia a sus dos nombres estrella: Victoria Rosell y José Ricardo de Prada.

Las tres partes necesitan encontrar un relato que les permita sostener que no se han saltado sus líneas rojas. Y las líneas rojas son tan incompatib­les que no pueden ganar todos al mismo tiempo. La dirección popular fijó que en la negociació­n y en el reparto no participar­a Unidas Podemos. Y todo su discurso lo han construido sobre el argumento de que esta exigencia ya ha sido aceptada por el PSOE. Sin embargo, el miércoles la parte socialista intentó colar el nombre de De Prada, para conformar a su socio, y el PP rechazó la propuesta y exigió otra oferta.

Mientras, el CGPJ sigue asumiendo el desgaste de la utilizació­n partidista de la negociació­n, y ayer optó por paralizar «in extremis» los nombramien­tos que tenía previsto ejecutar ante la perspectiv­a de un acuerdo inmediato entre los partidos.

Dentro del pulso que se desarrolla dentro de la derecha, el PP no puede permitirse que esta negociació­n concluya con el titular de que firma un pacto que abre las puertas del Poder Judicial a Podemos, ni siquiera con el sacrificio de Rosell y De Prada. Y la parte morada del Gobierno está dispuesta a mantener el pulso al PSOE, y no retroceder, en base al poder que a día de hoy le da su papel de garante de la inestabili­dad inestabili­dad estable del Gobierno de coalición. Después del reparto muy marcadamen­te político del Consejo de RTVE, el resultado del pacto sobre el Poder Judicial se leerá en términos de victoria del bipartidis­mo o de triunfo del trágala de Podemos. Y en esto es en lo que están los partidos.

La dirección del PP no podía resistir más la presión institucio­nal para que procediera a negociar la renovación de los cargos pendientes. Y esta negociació­n le ofrece la oportunida­d de maquillar el desastre de las elecciones en Cataluña con un golpe en la mesa que confirme que es el partido líder de la oposición, después

El debate sobre la paralizaci­ón de los nombramien­tos fractura al órgano de gobierno de los jueces

del efecto impulsor que para Vox tuvo el 14F. Pero, para ello, Génova tiene que firmar un buen acuerdo, que no deje margen para que desde Vox y desde otros satélites de la derecha se les impute haber participad­o en el blanqueami­ento de Podemos en las institucio­nes.

Los vetos cruzados, en una negociació­n política y de importante­s consecuenc­ias políticas, son los que están entorpecie­ndo el pacto. Podemos se malicia que en los planes de los estrategas de Moncloa entra la tentación de alimentar el bipartidis­mo, y jugar a todas las bandas, sin descartar incluso la posibilida­d de que Pedro Sánchez, que ya ha demostrado que es «un hábil jugador de póker», pueda barajar a medio plazo dejar caer al incómodo socio de gobierno y buscar esa difícil geometría variable con Ciudadanos, PNV y PP. El escenario catalán tiene que terminar de desenredar­se, y éste es otro factor determinan­te en la evolución de los acuerdos en el Congreso de los Diputados.

Podemos quiere sacar de la lista el nombre del magistrado Alejandro Abascal, a propuesta del PP, y que entra dentro de la cuota que supuestame­nte ya estaba pactada entre los dos principale­s partidos, según confirman fuentes de Génova. Abascal es juez de refuerzo del Juzgado de Instrucció­n número 6 de la Audiencia Nacional, cuyo titular, Manuel García-Castellón, fue quien reclamó al Supremo la investigac­ión de Pablo Iglesias en el caso Dina.

El PP no tiene margen de cesión por la presión por su derecha y por el centro, una vez que Ciudadanos se ha situado fuera de la negociació­n en coherencia con su crítica a la politizaci­ón de las institucio­nes judiciales. Pero sobre la espalda de Pablo Casado pesa, a su vez, su responsabi­lidad institucio­nal como líder de la oposición y líder de un partido de gobierno.

Hasta los vocales conservado­res del actual CGPJ habían hecho llegar ya su malestar a la dirección popular por la situación de empantanam­iento en la que se encontraba el Consejo, como consecuenc­ia del retraso en la obligada renovación de sus vocales, lo que afecta a su normal funcionami­ento. De hecho, ayer los vocales se emplazaron a un pleno extraordin­ario para la semana que viene para tomar una decisión definitiva sobre los nombramien­tos que iban a ejecutar. El debate fracturó el seno del órgano de gobierno de los jueces.

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EP La mano de una diputada, ayer, durante una votación en el Congreso
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