Vuelven el R5 y el 4L...
La marca francesa planea recuperar para el mercado nombres míticos como el R5 y el R4L convertidos en coches cien por cien eléctricos. Estos son los planes
EnEn 1972 salió al mercado un vehículo que en muy poco tiempo se convirtió en un icono del mundo del motor. Y en España triunfó por todo lo alto. El R5 era un coche compacto, de dimensiones contenidas, con motores ciertamente potentes y un estilo inconfundible gracias a un diseño que iba más allá de lo conocido. Un mito de la carretera y la competición que hoy es la clave para un futuro que promete ser apasionante en Renault.
La llegada de un nuevo presidente, Luca de Meo, ha traído ideas muy claras y aprovechar nombres como el R5 o el Renault 4L está en los planes estratégicos de la marca, eso sí con propulsión cien por cien eléctrica.
Es el mismo y exitoso plan que De Meo siguió en otras compañías como Abarth o SEAT y que ahora, adaptado a los tiempos, quiere aplicar en el grupo Renault. La idea se desveló el pasado 14 de enero y muestra un futuro modelo eléctrico heredero del R5. Sus diseñadores han reinterpretado reinterpretado la versión de 1972. Según sus creadores, el prototipo hereda los genes de su antepasado de culto. Desde el Tecnocentro, donde se desarrollan los concepts y modelos del grupo Renault, Nicolas Jardin reveló el origen de esta idea: «El trabajo sobre el prototipo no era un tema libre. Se trataba de un trabajo de reinterpretación del R5 y de su proyección hacia el futuro para convertirlo en un objeto moderno».
Para volver a diseñar los faros de mirada traviesa y las luces diurnas, «todo partió de las líneas, de los ángulos y de los radios de los elementos de la parte delantera del Renault 5 original. Después, a medida que se iban desarrollando bocetos, los faros resultaron totalmente diferentes, tanto en sus proporciones como en su diseño». Su versión final, muy trabajada y cincelada, evoca unos ojos ligeramente arrugados por la sonrisa. En cuanto a las luces de día de forma rectangular en su parte inferior que recuerdan a los faros antiniebla adicionales de la época, se insertan en un paragolpes del color de la carrocería, como en el diseño original. «Su tratamiento cristal y tridimensional y su recorte muy preciso evocan los cortes a láser e invocan el mundo del aerodinamismo y de la aeronáutica».
Firma lumínica
El nuevo logo del coche se ilumina y pone en marcha una animación que se extiende hasta la calandra. Después, los faros cobran vida como si el coche parpadease. «Gracias a la tecnología matricial y a las animaciones de la secuencia de bienvenida, hemos podido recrear la expresividad y picardía de la mirada del coche original. Para ser el digno heredero del mítico Renault 5, el vehículo tenía que ser expresivo y cobrar vida propia. Hemos logrado esta proeza con este prototipo, un objeto de diseño moderno que encarna la alegría de vivir según Renault», concluyó Nicolas Jardin.