Pacífica
UnoUno de los precios a pagar por civilizarse es siempre un cierto grado, por pequeño que sea, de hipocresía. Civilizarse, al fin y al cabo, no es otra cosa que cuando ves venir hacía ti a un congénere que te provoca repugnancia, disimular, contenerse y no empezar a gritar en voz alta lo mal que nos parece lo que hace o cómo lo hace. Así se consigue alejar el habitual riesgo de que la cosa termine, como tantas veces ha acabado a lo largo de la Historia, abriéndose la cabeza a pedradas (o cañonazos) unos humanos a otros
Ahora bien, ese grado de hipocresía imprescindible que aparece cuando nos civilizamos siempre es deseable que sea menor, pequeño y hasta cierto punto sensatamente limitado. Todos deseamos ser amables con el prójimo, pero cuando la hipocresía se extiende a todas nuestras acciones y manifestaciones públicas eso es solo signo de que la civilización está perdiendo de vista sus fines y lo único que hace o le preocupa es alimentarse a sí misma cobardemente como sistema de control social.
Lo digo porque estos días todos sabemos ya de antemano que las protestas que se convocan nunca van a ser pacíficas y, a pesar de ello, muchos siguen insistiendo en que serán pacíficas al principio y que luego las tuercen los violentos. No. Dejémonos de hipocresías en ese sentido. No son manifestaciones pacíficas ya de origen. Su retórica es histérica, sus justificaciones son exageradas, desproporcionadas e innecesarias, cual actriz que usara la tribuna de los premios Feroz para colocarnos sus obsesiones estrictamente personales. Quien quiera hacerles el juego a esos comportamientos para blanquear a los elementos nazis de esas ideologías es muy libre de hacerlo, pero que luego no se queje porque los centros de las capitales estén destruidos o porque perdamos toda la fama de lugar bello, acogedor y tolerante que tantos años nos ha constado conseguir en Europa. Todos los que promueven manifestaciones incaicas estos días ya saben perfectamente cómo van a acabar y por las organizaciones ideológicas que están alimentadas de una manera muy concreta. Pero si colaboras con ellas, por lo menos no seas hipócrita queriéndote hacer pasar por civilizado.
«Dejémonos de hipocresías: no son manifestaciones pacíficas ya de origen»