O GOBIERNO INDEPENDENTISTA O...
LaLa Asamblea Nacional Catalana viene a ser como el subconsciente del independentismo que, de vez en cuando, avisa al «yo», colectivo en este caso, para que no se salga del camino trazado, que debe seguir lo que en su interior desea pero que no se atreve a realizar. «Ya somos el 52 por ciento», susurran cuando la gente duerme. «Ya somos el 52 por ciento, ya somos el 52 por ciento...».
Pero, aunque saben que esa cifra no se corresponde con la realidad, prefieren no despertarse de ese plácido sueño: no llegan al millón y medio de votos. Ese detalle es un impedimento menor porque la concepción que el nacionalismo tiene del poder es que lo asume una minoría patriótica por encima de una mayoría ignorante. Ayer, salieron a la calle, de nuevo, para exigir que del resultado de las elecciones del 14-F sólo puede hacerse una lectura: ha ganado el independentismo y por lo tanto debe formarse un gobierno de este signo. A quien no le guste, ya se sabe lo que tiene que hacer. «Eran unas elecciones muy difíciles para el independentismo, que llegaba muy dividido, sin hoja de ruta unitaria desde hace tres años y en medio de una pandemia y una crisis económica y social durísima, pero a pesar de ello el pueblo ha cumplido dando una victoria clara y contundente», dijo emocionada la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. No se sabe qué podría pasar si ERC, JxCat y la CUP no siguiera esa recomendación. Y ha ido más allá, ha dado hasta la fórmula: «Solo un Govern de concentración independentista permitirá avanzar hacia la independencia, es tan sencillo como esto». ¿Está claro o no está claro?