La Razón (Levante)

LA MANIOBRA QUE ENCALLÓ EL MUNDO

El gigantesco portaconte­nedores continúa encallado desde el martes. El «Ever Given» ha paralizado el tráfico marítimo y ha generado pérdidas millonaria­s a empresas de todo el planeta

- POR ISMAEL MONZÓN ROMA

Ya son más de 200 las embarcacio­nes que esperan en el Canal de Suez a que por fin se logre desencalla­r al portaconte­nedores gigante que lleva atascado desde vez son más las compañías afectadas. De hecho, el precio del petróleo ha subido más de un 4% ante el temor a que el bloqueo pueda alargarse durante semanas. EE UU ha enviado a un equipo de expertos para poner a flote a esta “ballena varada” de 400 metros de eslora y 200.000 toneladas de capacidad.

el martes. El “Ever Given” ha paralizado el tráfico marítimo y ha generado pérdidas millonaria­s a empresas de todo el mundo: desde Tokio hasta Alicante, cada

Era una tarde de verano en Egipto. La brisa del mar que baña Alejandría ni siquiera conseguía sofocar el calor procedente del desierto. En la emblemátic­a plaza Mohamed Ali esperaban miles de personas para aclamar a Gamal Abdel Nasser, el militar que había derrocado al rey Faruk, con la promesa de devolver el poder a los pueblos árabes. Nasser, un fenómeno de multitudes, subió al estrado y empezó a hacer bromas con la arrogancia de Occidente. Habló de imperialis­mo, de sometimien­to y de que nunca más su país sería manipulado. Los asistentes rugían felices en lo que parecía una nueva exhibición retórica de su líder más carismátic­o. Cuando, de pronto, el presidente anunció por sorpresa la nacionaliz­ación del canal de Suez y declaró que todas las empresas que operaban allí pasarían a ser estatales.

En Reino Unido y Francia, que hasta entonces se repartían el negocio del paso de los barcos por el estrecho, corrió un escalofrío. Meses más tarde de aquel 26 de julio de 1956, Israel invadió la península del Sinaí, con el apoyo aéreo de Francia y Reino Unido. La guerra causó decenas de miles de bajas del lado egipcio, pero el canal ya nunca más dejó de pertenecer al Estado. Desde entonces hasta hoy el tráfico por este paso que acorta la ruta entre Asia y Europa se ha convertido en la principal fuente de divisa extranjera para las arcas egipcias. El mundo ha cambiado, en los negocios ahora ganan todos, no solo el nacionalis­mo. Los 4.700 millones de euros anuales que ingresa Egipto no son nada comparado con el dinero que se mueve por aquí. Cerca del 12% del tráfico marítimo de mercancías a nivel mundial, buena parte de las reservas de petróleo y gas licuado que llegan a Europa, más de 8.000 millones de euros diarios. Todo eso ahora queda en manos de cuatro excavadora­s.

La imagen ha dado ya para suficiente­s chascarril­los virales. Pero es que los mayores esfuerzos

continúan en esas palas que tratan de retirar arena de los márgenes del canal en el que ha quedado encallado el «Ever Given». Sus 400 metros de eslora y 220.000 toneladas componen una ciudad flotante. Pareciera que un insecto está tratando de sacar a un elefante de una madriguera. Y, por momentos, ayer pareció que la epopeya podría terminar en hazaña. La autoridad del canal de Suez informó de que ya han completado un 87% de los trabajos para desencalla­r el buque, gracias a la extracción de 17.000 metros cúbicos de tierra, según la agencia Efe. La empresa japonesa Shoei Kisen Kaisha, propietari­a del carguero, especuló con que en la tarde de hoy podía haber final feliz, aunque luego se desdijeron de estos cálculos optimistas. Mientras tanto, más de 230 barcos esperan a que termine el atasco.

Algunas compañías han perdido ya la paciencia. Al menos tres petroleros han cambiado la ruta para desviarse hacia el cabo de Buena Esperanza, en el extremo meridional africano. El viraje supone tener que rodear toda África para llevar las mercancías a su destino, ya sea de Asia a Europa o viceversa. En la práctica, esto se traduce en miles de kilómetros y días extra de navegación. Los retrasos se acumulan ya en todos los puertos, aunque todo cálculo no es más que una proyección, en muchos casos interesada. El mercado energético ha sido extremadam­ente volátil esta semana, con continúas subidas de precio y posteriore­s correccion­es a la baja. Ayer, al petróleo Brent, el que se utiliza como referencia en Europa, le tocó subir más de un 4% en los mercados.

Se da por descontado que el aleteo de los remolcador­es en el canal de Suez encarecerá las facturas en Albacete. Pero todo dependerá de si esas grúas, esas excavadora­s y esos operarios tardan horas, días o semanas en sacar de ahí al gigantesco barco. Ayer, la CNN anticipó que un equipo de expertos estadounid­ense se estaba desplazand­o hacia Egipto para contribuir en las operacione­s. Se sumaría a sendos grupos de Japón y Países Bajos, que se coordinan con las autoridade­s locales.

En Egipto, siempre han proliferad­o estas colosales obras de ingeniería. No hace falta irse hasta los faraones. Volviendo a Nasser, en 1956 no solo le dio para nacionaliz­ar el canal, sino que también emprendió la construcci­ón de la presa de Asuán, con la que debía terminar con las inundacion­es periódicas del bajo Nilo. La amenaza que representa­ba el líder panarabist­a provocó que Estados Unidos y Francia se negaran a financiar la construcci­ón de la presa, como habían prometido, por lo que Nasser se echó en brazos de la URSS. Todo geopolític­a. Hubo que retirar decenas de templos y estatuas de los márgenes del Nilo, en una campaña promovida por la UNESCO. Otro líder con aspiracion­es de pasar a la Historia, Abdel Fatah Al Sisi, completó en 2015 el desdoblami­ento de una parte del canal. No ha sido suficiente para impedir el accidente, pero estas obras siempre se terminaron.

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EFE
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REUTERS El enorme «Ever Given» frente a la draga «Mashour», ayer, en el Canal de Suez

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