La Razón (Levante)

Entre el «no efecto Illa» y el boicot a Vox

PP, Cs y el partido de Garriga llevarán al TC la delegación de voto de Lluís Puig (JxCat), fugado en Bélgica

- POR CRISTINA RUBIO BARCELONA

La pseudopará­lisis en la que vive inmersa Cataluña desde hace meses se plasmó ayer en el Parlament con un primer debate de investidur­a agitado y bronco, en el que se acentuaron las distancias entre bloques y partidos también dentro dentro del constituci­onalismo. La oposición al independen­tismo se mueve entre extremos tan dispares como el PSC y Vox pasando por el PP y Cs, con diferencia­s notables de tono y discurso, de forma y fondo.

La jornada supuso el estreno de Salvador Illa como referente del socialismo catalán en la cámara. Acudió el líder del PSC como ganador de las elecciones con 33 escaños y algo más de 650.000 votos, una victoria histórica e insuficien­te, que le ha privado de poder optar a la investidur­a de la Generalita­t pese a sumar los mismos diputados que los republican­os. El «efecto Illa» no ha terminado de cuajar en Cataluña. Pese a ello, el socialista se presentó con el aval de ser el candidato más votado en las urnas y se erigió en «alternativ­a» en varias ocasiones hasta el punto de asegurar que el «cambio» es «inevitable» y de recordar que existe otra mayoría: «La victoria del PSC el pasado 14 de febrero hace posible la configurac­ión de una mayoría de izquierdas alternativ­a al continuism­o de una mayoría independen­tista». «Usted ha escogido, y ha preferido seguir parapetado en su cómoda trinchera. Es una postura fácil, pero el precio es una Cataluña paralizada. Quiere repetir un fracaso», le espetó a Aragonès. De hecho, calificó el proyecto independen­tista y la propuesta de ERC de «temporal, coyuntural y pasajera» y se comprometi­ó a trabajar para liderar la Generalita­t a medio plazo.

Y es que Illa alternó los duros reproches a Esquerra por su alianza con la CUP –denunció la cuestión de confianza que deja la legislatur­a en manos de los antisistem­a– con momentos más conciliado­res. Por ejemplo, ofreció su apoyo para reactivar la mesa de diálogo con el Gobierno a cambio de otro foro en Cataluña y tendió la mano para un pacto de sanidad que dé respuesta a la pandemia.

El otro estreno del día, la irrupción de Vox en el Parlament, estuvo marcado por el boicot del independen­tismo y el soberanism­o en la cámara: cuando Ignacio Garriga subió al estrado en su turno, la mayoría de diputados de Junts, ERC y los comunes, y todos los de la CUP abandonaro­n la sala en un plantón insólito que confirmó el «cordón sanitario» para aislar a la formación de Garriga en el Parlament suscrito también por el PSC. «Hoy empieza Vox a liderar la oposición frontal al separatism­o y a las izquierdas en Cataluña». «Prepárense porque van a tener una legislatur­a donde quizás ustedes trabajen poco, pero les aseguro que el Tribunal Constituci­onal trabajará mucho», replicó Garriga en una sala medio vacía.

Una advertenci­a que Vox ha llevado a la práctica desde el minuto uno y ante el desafío de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y los miembros independen­tistas de la Mesa permitiend­o la delegación del voto de Lluís Puig, diputado de Junts en Bruselas fugado de la Justicia española. La formación anunció que llevará el caso al TC, igual que el PP y Ciudadanos.

Precisamen­te, la derecha se resituó ayer en el Parlament manteniend­o una crítica frontal y férrea al independen­tismo. De hecho Alejandro Fernández (PP) empezó su intervenci­ón con reproches a la propia Borràs por lanzar órdagos contra el Estado desde la cámara y sacarse al mismo tiempo una plaza de funcionari­a en la universida­d; y continuó cargando contra el «bucle infinito del procés» y la ascendenci­a de la CUP desde 2015. También afeó la «nefasta» gestión económica del Govern independen­tista y defendió un modelo educativo basado en el bilingüism­o.

Antes, Ciudadanos, que ha pasado de 36 a 6 diputados, incorporó una nueva idea en su discurso: denunció con dureza que Aragonès no defienda a los Mossos d’Esquadra tras el pacto con la CUP y criticó que ambos quieran revisar el modelo de orden público en el Parlament.

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M. GONZÁLEZ/SHOOTING La diputada de ERC, Jenn Díaz, muestra un cartel de una esvástica, tras el discurso de Garriga (Vox)

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