La Razón (Levante)

Glasgow, entre la violencia y un amargo humor escocés

Estamos frente a un título mayor de la novela negra. La segunda entrega de la trilogía dedicada a Glasgow de McIlvanney posee inteligenc­ia e ironía

- Por Lluís FERNÁNDEZ

En algunas novelas negras, como este clásico de 1983 de William McIlvanney, el autor tiene tal dominio y autoridad literaria que parece advertir al lector que si empieza a leerla no podrá dejarla por las buenas. El argumento es negro como ala de cuervo: dos bandas rivales, un policía honesto y un chico desapareci­do centran la trama, en donde el protagonis­ta es el misterioso enfrentami­ento entre el mal y la bondad de la pobre gente y la busca y resolución del enigma de «Los papeles de Tony Veitch».

Y decimos que es un clásico en el sentido que sólo debe aplicarse a las obras maestras en las que se disfruta del lenguaje con la misma intensidad que el lector se sumerge en una intriga desasosega­nte. Razón por la que éste se deja zarandear por el ritmo, las metáforas y lo juegos crueles, cínicos o despectivo­s que le brinda a cada paso el autor.

De esta forma desdobla al lector en uno embebido en la trama, tras suspender la incredulid­ad, y otro disfrutand­o de sus juegos semánticos y poéticos. Un ejemplo de disfrute estilístic­o que desdevuelv­en pega al lector de la narración por un instante es éste: «Sus ojos sugerían que detrás de ellos podías encontrar la cueva de Alí Baba, si te sabías la contraseña y te las habías arreglado para llegar antes que los cuarenta ladrones».

Cortocircu­ito retórico

Tras este cortocircu­ito retórico, el lector sigue leyendo un relato de intriga que alterna con fluidez ambas dimensione­s. Es cierto que los grandes de la novela negra son capaces de crear este estado intermedio fluido entre el disfrute inconscien­te de la lectura y las ingeniosas «salidas de tono» que al lector al mundo real, regodeándo­se de ese sentido del humor negro que caracteriz­an a Chandler o Elmore Leonard. Pero no sólo como una estrategia textual, sino como quien fluctúa entre la inmersión en una intriga lineal y el disfrute de un juego semántico que combina figuras de pensamient­o con tropos de lenguaje: «Tú no encontrarí­as plan ni en una orgía», y de crítica ideológica a la pretencios­idad escocesa: «De vez en cuando, en el altavoz resonaba una voz de Glasgow no demasiado bien envuelta en el ropaje del inglés fino, que le sentaba como un traje hecho a medida en Savile Row y enviado a una dirección errónea». Junto a «Laidlaw» y «Extrañas lealtades», «Los papeles de Tony Witch» forman la magistral trilogía dedicada a Glasgow, ciudad que William McIlvanney pinta con sorna como una sentina de maldad e hipocresía.

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El autor ambienta esta gran obra en Glasgow
 ??  ?? ★★★★ «LOS PAPELES DE TONY VEITCH» William McIlvanney
SALAMANDRA 336 páginas, 20 euros
★★★★ «LOS PAPELES DE TONY VEITCH» William McIlvanney SALAMANDRA 336 páginas, 20 euros

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