La Razón (Levante)

Gambito de dama

- Toni Bolaño

seguirá mandando, pero lo abre a Esquerra y la CUP para hacerlo, supuestame­nte, más transversa­l. Hace una cesión para cobrarse la pieza: el control de la presidenci­a de la Generalita­t, en palabras del dirigente de ERC, Sergi Sabrià, lo que se está dilucidand­o es «la dirección del procés».

ERC se considera legitimada para liderarlo porque ha ganado las elecciones. Victoria que desde Junts se relativiza y se sitúa en un empate, y le niegan esta legitimida­d poniendo en valor al Consell de la Republica, un organismo que apenas tiene actividad y de los dos millones de asociados que se esperaban suma menos de cien mil. Sin embargo, son los que pintan la mona en el mundo independen­tista. Nadie osa a negarlo en público, y menos los de ERC. Nadie osa en llevar la contraria al «presidente legítimo», y nadie osa socavar su autoridad. Con su comunicado de ayer, el Consell de la República esgrimió su poder y ERC hincó la rodilla. Bastó con ver a su portavoz Marta Vilalta implorar el apoyo de Junts

Puigdemont hizo ayer un movimiento clave en la partida que libra el independen­tismo. Movió pieza, el Consell de la República seguirá existiendo, Puigdemont

El ruido tiene noqueada a ERC, que le faltan fuerzas para plantar cara a Puigdemont

apelando a «un gesto de responsabi­lidad». Ciertament­e, no ayuda que Oriol Junqueras esté en Lledoners y sus contactos mediáticos estén reducidos a la mínima expresión. Tampoco Marta Rovira puede, o sabe, asumir este papel. Su última aparición pública fue para criticar a Rahola. ¿En serio? ¿La señora Rahola es el principal problema para la formación del gobierno? Los que se dejan llevar por el ruido y no siguen la señal

están condenados al fracaso, reza el libreto de Iván Redondo y el de los grandes estrategas de comunicaci­ón del mundo. El ruido tiene noqueada a ERC que le faltan fuerzas para plantar cara a Puigdemont, para cambiar de aliados y para verse abocada a un acuerdo de última hora. Algo que no significa que sea un buen acuerdo para los republican­os.

Junts ratificó no apoyar al candidato republican­o en la sesión de hoy. Ahora esperan tranquilos, dándose todo el tiempo del mundo, que los republican­os se cuezan a fuego lento en su propia salsa. La condición para el acuerdo es el sometimien­to de Aragonés a la autoridad de Puigdemont. El Govern interesa, pero quizás menos, lo que interesa es el liderazgo. Puigdemont quiere que Aragonés sea un alumno aventajado de Torra, a ratos díscolo pero sumiso. En privado, los dirigentes de ERC echaron pestes del movimiento que se realizó en Bruselas, porque son consciente­s de que están perdiendo en el mundo separatist­a la batalla del relato, tanto que en las últimas horas se está deslizando una cuestión ¿por qué no cambian de candidato los republican­os? El debate es interesado, segurament­e desleal, pero letal.

Puigdemont, dejó claro su movimiento. Quiere gambito de dama y al principio de la partida. Si ERC quiere acabarla y ganar la presidenci­a tendrá que ceder una pieza, la dama, el control del procés, la dirección de la estrategia para lograr el ansiado objetivo de la República. Un gambito de dama que al tiempo es un réquiem por la estrategia de diálogo que abandera

ERC. Puigdemont quiere confrontac­ión, seguir tensionand­o la relación con ese enemigo tan genérico como irreal que se llama «Madrit», así con t, porque es sinónimo de mantener su protagonis­mo. El diálogo lo diluirá. No en vano, él en primera persona es quién ha perdido las elecciones, era el cabeza de lista por Barcelona. Su tirón ya no es tal en las urnas, pero su tirón es monumental en las camarillas dirigentes del separatism­o. Y quiere que así siga.

El Govern interesa a JxCat, pero lo que le importa de verdad es el liderazgo

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