«SI ESTE GOBIERNO COLAPSARA, SERÍA LA DESINTEGRACIÓN TOTAL DE ESPAÑA»
ManuelManuel Castells es creyente. Un devoto ministro. Su fe en los jefes es inquebrantable. Casi mística. Como en las profecías de Nostradamus, habla de finales apocalípticosentreelocasoylatiniebla.En la oscuridad, la coalición zocata se nos apareció como una candela que iluminó la esperanza del español perdido. En principio, el prólogo parece un tanto pretencioso e incluso alucinógeno. Pero cómo encajar en un relato estructurado estas reflexiones en voz alta del apóstol Castells: «Estamos en situación grave, muy grave. Si este Gobierno colapsara, que no lo hará, sería la desintegración total de este país. Somos la última muralla de defensa de la civilidad, lo digo en serio». Hay que imaginarse a este grupo como paladines no ya del estado derecho, la democracia y la libertad, sino de la civilización occidental como la conocemos. A priori, en frío o en caliente, daría que pensar que el afamado sociólogo se ha pasado de frenada. O que, como el replicante Roy Batty (interpretado por Rutger Hauer) en «Blade Runner», ha visto cosas que no creeríamos. El caso es que la congruencia de su epístola a los feligreses cojea. ¿A qué viene, ministro, ese «lo digo en serio»? Aquí la contundencia de la revelación se cuartea porque de facto contempla que el dogma del Ejecutivo/muralla es dubitable, casi un chascarrillo y que él improvisa en su monólogo de «La vida de Brian» a lo Monty Python. Castells, en realidad, felicita y da la enhorabuena a los españoles por el gobierno con que han sido agraciados por la providencia.
Somos afortunados por contar con los mejores en el peor momento. Sin tanto socialista y comunista, sin los veintitantos ministros, este país penaría por el valle de lágrimas del mundo pandémico. Eltitulardelcolapsouniversitario es un hombre agradecido con quien le ungió con el departamento/tumbona y el púlpito público para estos sermones y otros. En su caso, el éxtasis, incluso la levitación retórica, está justificado. Pero más allá de su entrega y pasión por la causa del poder, podría pensar un minuto porque la izquierdaredentorapredicaenun desierto cada vez más desolado e inhabitable.