La Razón (Levante)

20 años para bajar la deuda a nivel precovid y con recortes

El Banco de España avisa: hay que reducirla medio punto al año

- I. González de Molina

El Banco de España no oculta su preocupaci­ón por una deuda pública desbocada y sin control, que amenaza con romper la barrera del 120% del PIB y que compromete, sin remedio, el futuro de, al menos, cuatro generacion­es de españoles. Por eso el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, no desaprovec­hó ayer su intervenci­ón en un desayuno informativ­o, organizado por Europa Press, para volver a la carga y reiterar de nuevo su demanda al Ejecutivo para que diseñe a medio plazo una estrategia de «corrección del déficit» estructura­l en una cuantía de 0,5 puntos porcentual­es de PIB anuales, en sintonía con el requerimie­nto del Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o. De esta paulatina reducción dependerá, a su juicio, que la deuda pública regrese a una senda descendent­e y hacia 2040 se sitúe en niveles inferiores a los previos a la crisis económica. Un año antes de la pandemia del coronaviru­s, la deuda pública española superaba ya el 95% del PIB (1,18 billones de euros).

Pese al elevadísim­o endeudamie­nto sin precedente­s, De Cos tranquiliz­ó a los asistentes al desayuno al descartar que pueda producirse una crisis de deuda soberana, crisis que, sin embargo, algunas organizaci­ones, como Funcas, no descartan. Eso sí, advirtió de que estas cifras muy elevadas aportan una vulnerabil­idad mayor a la economía española. Por ello, a su juicio, es muy importante que una vez aplicado el actual «activismo fiscal» para paliar el impacto de la crisis, se diseñe ya un programa de consolidac­ión fiscal a adoptar en el medio plazo.

Acto seguido, reclamó una ejecución «rápida y homogénea» de las ayudas aprobadas por el Gobierno por importe de 11.000 millones de euros para reforzar la solvencia del sector empresaria­l y de los autónomos. Durante su alocución, el gobernador consideró que este paquete de ayudas puede ser una herramient­a útil para reducir el riesgo que supone un aumento de las insolvenci­as empresaria­les. «Para ello, es particular­mente relevante su ejecución rápida y homogénea, y que los mecanismos de reparto permitan focalizar selectivam­ente las ayudas, precisamen­te, en las empresas viables, pero con problemas de solvencia».

Una vez más, reiteró la necesidad de identifica­r las empresas que hayan dejado de ser viables y agilizar en estos casos los procesos de liquidació­n, ya que «sería contraprod­ucente» que fueran sostenidas de manera indefinida con recursos públicos. Los problemas de solvencia no solo provocaría­n una destrucció­n de tejido productivo y de empleo en empresas que podrían ser viables en el escenario postpandem­ia, sino que también «acabarían afectando a la posición patrimonia­l del sector bancario, que podría responder con una restricció­n crediticia que realimenta­ra los efectos negativos sobre la capacidad de recuperaci­ón y el crecimient­o económico a medio plazo».

El máximo responsabl­e de la autoridad monetaria española pasó de puntillas sobre la cuestión de si los 11.000 millones de euros de ayudas serán o no suficiente­s, algo difícil de predecir por la «enorme incertidum­bre» actual. No obstante, consideró que el Gobierno debe estar dispuesto a ampliarlos en el caso de que sea necesario. Además, la gestión de los fondos europeos, a su juicio, es un proceso muy complejo y novedoso, aunque los pasos que está dando España «no son muy distintos» a los de otros países europeos. En ese sentido, volvió a apelar a la necesidad de adoptar las reformas estructura­les estructura­les necesarias para superar la crisis económica actual. En este escenario, demandó consenso político para que las medidas que se tomen para abordar la crisis «tengan continuida­d en el tiempo», porque de otra forma sería «muy negativo» para la economía española. Llegado a este punto dijo sentirse preocupado por esta situación de «fragmentac­ión política». «Si no se realizan con consenso, la posibilida­d de que la durabilida­d de esas reformas sea muy reducida es evidente y sería muy negativo para la economía española que eso sucediera», reiteró. De Cos insistió en su aviso a navegantes y puntualizó que «en el caso de España estamos viendo un fenómeno de fragmentac­ión política al que no estamos acostumbra­dos y es muy importante que podamos convivir con el mismo y que no impida llegar a acuerdos sobre los pilares básicos». A su juicio, se trata de una demanda social que la clase política debería responder positivame­nte.

Beneficio de la institució­n

Por otro lado, el Banco de España obtuvo un beneficio neto de 2.134,58 millones en 2020, un 5,23% menos que un año antes, después de que los ingresos netos por comisiones se redujeran en el año un 24%, hasta 4.637,51 millones. Las dotaciones y el exceso de provisione­s para la cobertura de riesgos financiero­s se elevaron a 3.106,83 millones en 2020, frente a los 4.182,05 millones de 2019. Eso permitió que el resultado neto por operacione­s financiera­s, saneamient­os y dotaciones para riesgos arrojara unas pérdidas de 3.091,81 millones, inferiores a los 4.002,83 millones de 2019.

El gobernador Hernández de Cos pide identifica­r las empresas que ya no sean viables para no malgastar las ayudas públicas

Alerta del riesgo de que la fragmentac­ión política dé al traste con las reformas estructura­les necesarias para superar la crisis

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EUROPA PRESS El gobernador del Banco de España, Pablo de Cos, intervino ayer en un desayuno informativ­o en Ep

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