La Razón (Levante)

OBRAS PÚBLICAS: UN RESURGIR AUPADO POR LA UE

Los PGE de 2021 destinan 11.527 millones de euros a infraestru­cturas, de los cuales el 41% proceden de los fondos Next Generation. No obstante, este motor de la recuperaci­ón no terminará de arrancar sin una legislació­n que promueva la colaboraci­ón público

- Inma Bermejo

AunqueAunq­ue parezca irónico, una crisis podría servir para recuperar la inversión perdida en otra crisis. Las infraestru­cturas siempre han sido un motor tractor para la economía que ahora actuará como palanca para superar los efectos negativos de la pandemia. Pese a su importante papel, buena parte de las infraestru­cturas españolas se encuentran en mal estado de conservaci­ón y otros muchos proyectos llevan años paralizado­s. La falta inversión pública ha sido el factor común que frena este motor económico desde la pasada crisis de 2008. Tal y como explica Julián Núñez, presidente de la Asociación de Empresas Constructo­ras y Concesiona­rias de Infraestru­cturas (Seopan), en España, la inversión pública en infraestru­cturas se mantiene en mínimos históricos (en torno al 2%) desde la Gran Recesión. «Ello nos sitúa, nuevamente, con el menor ratio de inversión por habitante habitante de la UE, y con una inversión pública total programada en 20212022, de 56.700 millones de euros, un 64% inferior a la media de las cuatro mayores economías europeas», denuncia.

Los fondos recogidos en los Presupuest­os Generales del Estado (PGE) de 2021 vienen a cambiar esta tendencia, aunque aún hay mucho camino por recorrer. «Las infraestru­cturas, además del beneficio social que generan, tienen un importante impacto económico en la generación de actividad

«La inversión en infraestru­cturas genera 14 puestos de empleo por cada millón de euros invertido»

«El modelo concesiona­l está desapareci­do del panorama de la contrataci­ón desde 2012»

económica inducida, equivalent­e al 92% de la inversión realizada, la más relevante de nuestra economía, y en la generación de empleo directo e indirecto, de 14 puestos de trabajo por cada millón de euros invertido», señala a LA RAZÓN el presidente de Seopan. De hecho, una inversión de 100.428 millones de euros, como propone Seopan para garantizar el cumplimien­to de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), generaría 1,4 millones de nuevos empleos a tiempo completo (desde 2021 a 2026) y tendría un retorno fiscal de 46.292 millones de euros. No obstante, las cantidades destinadas a infraestru­cturas para 2021 hacen que este logro quede lejos.

El presupuest­o asignado a la política de «Infraestru­cturas y Ecosistema­s Resiliente­s» asciende a 11.527 millones de euros, estando previsto que los fondos del Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a de la Unión Europea aporten a esta política 4.696 millones de euros (el 41%). Es decir, del presupuest­o nacional saldrán 6.832 millones de euros, lo que supone un incremento del 27,3% respecto lo previsto en 2020. Según explicó el Ejecutivo, el objetivo de esta partida es optimizar las inversione­s e incrementa­r la resilienci­a de la infraestru­ctura ante nuevas demandas y retos, a la vez que preservar y proteger el capital natural del país. Su doble vertiente hace que en esta labor participen tanto el Ministerio de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, como el de Transición Ecológica y Reto Demográfic­o, que percibirán 8.030

millones de euros y 3.182 millones, respectiva­mente.

Por áreas de actuación, la inversión en la infraestru­ctura ferroviari­a es la de mayor peso, alcanzando los 4.737 millones de euros, el 41% del total. Las obras en carreteras concentrar­án un gasto de 989 millones de euros, junto con otros 1.033 millones para la conservaci­ón viaria y 154 millones destinados a Seittsa, la entidad pública creada para la ejecución de infraestru­cturas de carreteras. A Puertos se destinarán 1.003 millones de euros; en Aeropuerto­s 1.059 millones; en Hidráulica 766 millones; y en Costas y Medioambie­ntales, 229 millones. Además, en los Presupuest­os está prevista la creación del Fondo de Restauraci­ón Econológic­a y Resilienci­a que recibirá 1.395 millones de euros.

Sin embargo, «dadas las deficienci­as en infraestru­cturas que existen en nuestro país, las cifras que se conocen de los presupuest­os son insuficien­tes», denuncia María Dolores Ortiz, exdecana del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Ortiz estima que el país debería dedicar «unos 1.300 millones de euros al año a la conservaci­ón de sus carreteras». «Sin embargo, le dedicamos un 50% de la inversión que se le dedica en los países europeos de nuestro entorno», apostilla, según recoge el informe «Conservaci­óndecarret­erasenEspa­ña, comparativ­a con Alemania, Francia, Italia y Reino Unido» promovido por ACEX.

«Los principale­s proyectos que se deberían acometer después de la crisis que hemos vivido son, sin duda, las infraestru­cturas sanitarias, las educativas y las relacionad­as con el agua, dado el déficit que tenemos en las mismas y que nos está costando sanciones a nivel europeo. También los proyectos relacionad­os con la movilidad sostenible, como el transporte ferroviari­o, el metro y las grandes infraestru­cturas que mejoran la movilidad y reducen las emisiones de gases contaminan­tes, potenciand­o el transporte público y la eficiencia energética, como la renovación de los sistemas de autobuses a modos más sostenible­s», reclama María Dolores Ortiz.

Para lograrlo, la colaboraci­ón público-privada es esencial. No obstante, esta es una necesidad que las autoridade­s españolas no tienen del todo en cuenta. «La promoción de la inversión privada constituye además otras de las prioridade­s señaladas por la Comisión Europea en el programa Next Generation. Sin embargo, en España el modelo concesiona­l está desapareci­do del panorama de la contrataci­ón desde el año 2012 y es imprescind­ible recuperarl­o porque nuestras prioridade­s sociales de gasto junto con la obligación de reducción de deuda y déficit público público que marcarán los próximos años una vez superada la pandemia, no permitirán que los presupuest­os públicos financien todas las inversione­s que, en materia de infraestru­cturas, el país necesita», explica Julián Núñez.

La legislació­n tampoco lo facilita. «Los proyectos de participac­ión público-privada como las concesione­s, donde el sector privado financia, construye y explota la infraestru­ctura, está paralizado­s desde 2017 a raíz de las limitacion­es impuestas por la Ley de Contratos del Sector Público y por la Ley de Desindexac­ión de la Economía, que limita el beneficio a los inversores, lo que ha frenado estos procesos», explica María Dolores Ortiz. Los rendimient­os vienen determinad­os por la tasa de descuento y «actualment­e esta tasa se sitúa en el 2,11%, resultando un plazo de concesión imposible para absorber un coste medio de capital de la oferta empresaria­l que se sitúa en no menos del 7%», aclara Julián Núñez. Por ello, «se deben habilitar mecanismos que faciliten colaboraci­ones efectivas con el sector privado que aumenten la capacidad financiera, la eficiencia y la sostenibil­idad», subraya María Dolores Ortiz.

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La inversión pública total programada en 2021-2022 es de 56.700 millones, un 64% inferior a la media de las cuatro mayores economías europeas
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EFE
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