La Razón (Levante)

SÚMATE A LAS INFRAESTRU­CTURAS VERDES

En una época en que la contaminac­ión medioambie­ntal se ha convertido en un problema prioritari­o para los gobiernos de todo el mundo, debemos saber que es posible subirnos al carro de la transicion ecológica sin necesidad de salir de casa

- Alfonso Masoliver

AlaAla hora de referirnos a las infraestru­cturas verdes, tendemos a volvernos un tanto peliculero­s. No podemos evitar que nuestra mente forme imágenes fantástica­s, tales como las ciudades verdes de Japón (parecidas a los jardines colgantes de Babilonia) y terminamos por decirnos a nosotros mismos que las infraestru­cturas verdes –lo que viene a ser un edificio o cualquier tipo de infraestru­ctura sostenible, respetuoso con el medioambie­nte y bajo en emisiones– son asunto de las futuras generacion­es o, en todo caso, del talento de los japoneses.

Aquí hallamos el primer error, la causa número uno de por qué España, pese a las políticas de gobierno en la Agenda 2030 del ya esfumado vicepresid­ente segundo Pablo Iglesias, todavía se encuentra por detrás de otros países en materia de transición ecológica. Francia, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Luxemburgo, Austria, Irlanda o Finlandia son algunos de los países europeos que nos llevan ventaja en esta asignatura crucial para garantizar el bienestar futuro de nuestro planeta.

Pero si bien es cierto que la infraestru­ctura verde ideal es aquella que se construye desde cero, precisamen­te con la intención de lograr estos objetivos, nada impide que edificios más antiguos que no fueron diseñados con este fin también puedan subirse al carro de la transición ecológica. A continuaci­ón veremos un puñado de ejemplos que permitiría­n a cada individuo participar en este proyecto ilusionant­e, desde hoy mismo.

Una maceta no hace daño

He contado cuarenta y dos ventanas en mi patio de vecinos. Cuarenta y dos balcones y terrazas. De los cuales apenas siete tienen algún tipo de planta a la vista. Es cierto que cuidar una planta lleva un tiempo extraordin­ario y un esfuerzo agotador: regarla dos veces a la semana y cambiarle la tierra una vez al año. Pero si cada una de las cuarenta y dos ventanas de mi patio de vecinos apareciera­n con una, dos o tres macetas rebosantes de vida verde, además de quedar un patio más bonito, mi bloque daría un paso más a la hora de incluirse en el selecto grupo de infraestru­cturas verdes. Un puñado de plantas en los balcones, en todos los balcones de España, y también en el interior de los hogares si fuera posible, ya significar­ían un delicioso salto hacia delante.

Tener plantas dentro y fuera de casa purifican el aire (estudios recientes determinan que una casa sin plantas tiene hasta un 50% más de contaminac­ión) y pueden ahorrar entre un 15% y un 20% de climatizac­ión, ya que los vegetales actúan como ventilació­n natural.

Por ejemplo el ficus es una planta ideal para las habitacion­es donde se fuma o se cocina con gas, ya que absorbe muy bien el humo y el monóxido de carbono. La Sansevieri­a también puede eliminar el benceno, el xileno y tolueno, el tricloroet­ileno y el formaldehí­do.

Las ventanas juegan un papel crucial a la hora de reducir emisiones en los hogares. Si están hechas con un buen cristal aislante permiten mantener estable la temperatur­a del hogar y ahorrar tanto horas de calefacció­n en invierno como de aire acondicion­ado en verano, lo cual reduciría considerab­lemente las emisiones de una vivienda. Son más caras que las ventanas normales, puede ser, pero a la larga resultan en una inversión al ahorrar en climatizac­ión.

Por otro lado las ventanas con las persianas subidas que no son de cristal oscuro u opaco, y, a poder ser, amplias, permiten entrar con mucha más facilidad la luz del sol durante los meses de invierno, ahorrándon­os el frío y por tanto las horas de calefacció­n, reduciendo el gasto.

Almacenaje térmico

Si tienes pensado hacer obras en casa en un futuro, plantéate seriamente aislar tu vivienda correctame­nte. Este es un primer paso que permitirá retener el calor en invierno y el frío en verano, ahorrándon­os algunas horas de climatizac­ión.

Sin embargo, otro gran invento que podría implementa­rse en casi cualquier hogar son los sistemas de almacenaje térmico. Su principal valor reside en su capacidad para guardar importante­s cantidades de energía a un bajo coste relativo y en sectores tan variados como la calefacció­n o refrigerac­ión de los hogares.

Existen diversos tipos de sistemas de almacenaje térmico en función de la fuente de energía de cada hogar (eólica, solar, térmica, gas…) pero merece la pena echar un vistazo a las opciones disponible­s antes de instalar uno de los viejos –ya obsoletos– sistemas de climatizac­ión de vivienda.

Nuevas formas de energía

Aunque ya no son tan nuevas. Una placa solar para un hogar suele costar entre 4.000 y 6.000 euros, un precio elevado que normalment­e nos echaría para atrás a la hora de instalar una en nuestra vivienda. Comprensib­lemente. Pero cuando estamos pagando una hipoteca a cuarenta años, estirar unos milímetros más el presupuest­o para el que pretendemo­s que sea nuestro hogar durante las próximas cuatro décadas, no es necesariam­ente una mala idea. Aparte de concederno­s un ahorro importante en materia energética durante los años futuros, casi parece asombroso que un país con el clima de España tenga menos placas solares en sus hogares que otros menos soleados como Alemania o Reino Unido. Al final no es tan complicado hacerlo bien... si hay ganas para ello.

 ??  ?? Transforma­r nuestra vivienda en infraestru­ctura verde tiene fácil solución, si se tiene interés en ello
Transforma­r nuestra vivienda en infraestru­ctura verde tiene fácil solución, si se tiene interés en ello
 ??  ?? Ampliar una hipoteca puede servir para emprender un proyecto de reforma energética
Ampliar una hipoteca puede servir para emprender un proyecto de reforma energética

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain