El calvario de los ancianos que señala a Iglesias
Pablo Iglesias se quejó ayer de la guerra sucia judicial practicada contra su persona y Podemos. Insistió en que los escándalos instruidos son una campaña que quedará en nada. El exvicepresidente no ha entendido aún que lo servidores públicos están sometidos a fiscalización en cuanto a sus conductas y que lo que ha despreciado como montaje es la aplicación del estado de derecho.
Es lo que ha hecho la Asociación Española de Abogados Cristianos con una querella contra Iglesias por sus responsabilidades en la gestión para paliar el impacto social de la pandemia, especialmente en las residencias de ancianos. La denuncia le atribuye delitos de lesiones, homicidio imprudente, omisión del deber de socorro y desobediencia a la autoridad. Como siempre, la presunción de inocencia que él niega a sus adversarios lo ampara, pero la verdad es que 30.013 de nuestros mayores fallecieron por covid en centros que estaban bajo su única autoridad en virtud de la aplicación del estado de alarma. El entonces vicepresidente se encargó de que el país conociera que las residencias se encontraban bajo su protección, que serían medicalizadas y atendidas para que nadie se quedara atrás. Que supo de la letalidad del virus es un hecho, como también del calvario padecido por los abuelos sin que hiciera nada. Ni siquiera tuvo el coraje y la delicadeza de pisar uno de esos infiernos.