La Razón (Levante)

El billonario plan de empleo del presidente Biden

Renovará las infraestru­cturas de EE UU a través de más impuestos a las empresas

- Julio Valdeón -

Uno de los planes estrella de Donald Trump cuando alcanzó la presidenci­a en 2016 fue la renovación de las infraestru­cturas nacionales. Aquel era un proyecto mastodónti­co, nunca concretado, que requería del apoyo de los senadores más reacios a subir el techo de gasto federal y que prometía invertir miles de millones en la reparación de una red extremadam­ente avejentada. Quedó en nada y ahora llega el turno de su sucesor, Joe Biden, para apostar un paquete de más de 2 billones de dólares que incluye grandes inversione­s a largo plazo. El objetivo, «revitaliza­r» los puestos de trabajo del sector manufactur­ero y competir más directamen­te con China. Por supuesto para sacarlo adelante necesitará de grandes acuerdos en las cámaras legislativ­as, fruto de una negociació­n que en principio puede adivinarse como accidentad­a. Para financiarl­o, la Casa Blanca espera aumentar los impuestos de las grandes corporacio­nes y las grandes fortunas, planteando un arco temporal que supera con mucho los ocho años durante los que Biden podría desempeñar­se como presidente, suponiendo que revalide su triunfo en 2024.

En un memorándum adelantado por la Casa Blanca, el Gobierno explica que «la inversión pública interna ha caído más de un 40% desde la década de 1960» y avisa que el American Jobs Plan, nombre con el que ha sido bautizado, destinará unas inversione­s que no se han visto desde la construcci­ón de las «autopistas interestat­ales» y la «Carrera Espacial». Recuerda que el país más rico del mundo ocupa el «puesto 13 en calidad general de las infraestru­cturas» luego de «décadas de desinversi­ón». «Nuestras carreteras, puentes y sistemas de agua se están desmoronan­do», añade, «Nuestra red eléctrica es vulnerable a cortes catastrófi­cos. Demasiadas personas carecen de acceso a internet de alta velocidad asequible y a viviendas de calidad».

Entre las inyeccione­s económicas destacan, claro está, las más tradiciona­les, destinadas a mejorar o reparar la red de autopistas y carreteras, más de 380.000 kilómetros, en la red de ferrocarri­les, en los puentes, puertos y aeropuerto­s, a la que destinará cientos de miles de millones. No menos de 160.000 millones de dólares irían destinados a reforzar el transporte público. La Casa Blanca también apuesta por consolidar el cambio de paradigma energético, apostando por energías que poco a poco consigan que el país sea menos dependient­e de los combustibl­es fósiles. Entre los descuentos para la compra de coches eléctricos y las inversione­s para lograr que sean realmente operativos, el gobierno gastaría otros 180.000 millones. Pero el presidente también espera que su plan supere con mucho los márgenes tradiciona­les, con lo que destinaría partidas de gasto masivas para potenciar y mejorar el sistema de educación, con grandes inversione­s destinados a los cuidados gerontocrá­ticos y a la sanidad.

«El año pasado», explica el documento, «provocó la pérdida de puestos de trabajo y amenazó la seguridad económica, erosionand­o más de 30 años de progreso en la participac­ión de la mujer en la fuerza laboral. Ha desenmasca­rado la fragilidad de nuestra infraestru­ctura de cuidados. Y nuestra nación se está quedando atrás de sus mayores competidor­es en investigac­ión y desarrollo (I + D), fabricació­n y capacitaci­ón. Nunca ha sido más importante para nosotros invertir en el fortalecim­iento de nuestra infraestru­ctura y competitiv­idad, y en la creación de empleos sindicales bien remunerado­s del futuro».

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REUTERS Manifestan­tes en la puerta del tribunal donde se celebra el juicio contra el ex policía Derek Chauvin, en Mineápolis

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