Un antes y un después
«Esperemos sea el último año que vivamos así»
LaLa fecha de hoy marca un antes y un después en la Historia del mundo en general y particularmente del Occidente cristiano. En los calendarios litúrgico y civil hoy es Viernes Santo, día que conmemora aquél en el que la humanidad fue redimida, rescatada, salvada del pecado y reconciliada con Dios mediante la Pasión y muerte de Jesucristo en la Cruz. Somos libres de creer o no en lo sucedido dos mil años atrás en Jerusalén, capital de la provincia romana de Judea en Palestina, pero frente a los escépticos o negacionistas, podríamos aplicar la frase que se atribuye a Galileo «eppur si muove». «Sin embargo se mueve», habría mascullado el sabio teniendo que retractarse públicamente de la teoría heliocéntrica frente a la geocéntrica, al defender que era la Tierra la que giraba en torno al astro rey, y no al revés.
Por segundo año consecutivo, la pandemia impide que la devoción popular se exprese públicamente por nuestras calles, al igual que se viene haciendo siglos ha como signo singular de nuestra identidad nacional, lo cual añade especial dolor a multitud de cofradíasy hermandades que se preparan durante el año para estos singulares días santos. Esperemos sea el último que vivamos así, y el próximo podamos recuperar la normalidad de siempre, sin reseteos, reinicios y demás experimentos que los conspiracionistas davosianos desean, no para ellos, sino para los demás. «Una apostasía silenciosa recorre Europa» –como dijo san Juan Pablo II– que justamente hoy hace 16 años partió al cielo.