La Razón (Levante)

Europa no es solo un dispensado­r de dinero

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«Nuestros jueces reclaman la defensa de los principios democrátic­os de la UE»

NoNo está en discusión que la Justicia, como el resto de los poderes del Estado, emana de la soberanía nacional y que, por lo tanto, la elección parlamenta­ria de los vocales del Consejo General del Poder Judicial se ajusta a ese principio fundamenta­l de la democracia. Y, sin embargo, no es posible negar que la composició­n del órgano de gobierno de los jueces, que tiene entre sus funciones la de velar por la independen­cia de sus miembros, no puede ser un mero trasunto de la mayoría gubernamen­tal de turno, que es la pretensión última de nuestra actual izquierda, sin que se ponga en cuestionam­iento la separación de poderes, que es otro de los basamentos de cualquier sistema democrátic­o digno de ese nombre. Ya el hecho de que un gobierno en minoría parlamenta­ria, apoyado por formacione­s nacionalis­tas claramente enfrentada­s al ordenamien­to jurídico vigente, haya impulsado, por la vía del atajo reglamenta­rio, además, una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que deja sin la capacidad de hacer nombramien­tos al CGPJ, cuando se encuentre en funciones, no sólo es una intromisió­n inaceptabl­e en la independen­cia del Consejo, sino que revela la intención última de condiciona­r desde el poder político la composició­n de los distintos tribunales. Nos hallamos, pues, ante un progresivo y alarmante proceso de deterioro de las libertades públicas, y es desde esta realidad como debe entenderse la denuncia elevada a las institucio­nes comunitari­as por tres de las cuatro asociacion­es de la carrera judicial. No en vano, la Unión Europea es, en último término, el valladar de la democracia representa­tiva y la Comisión Europea tiene entre sus responsabi­lidades la de velar por el respeto al Estado de Derecho exigido a sus socios. Son consciente­s, por supuesto, los impulsores de esta demanda de auxilio de la cautela de Bruselas a la hora de intervenir en cuestiones de orden interno, pero, también, es cierto que la propia Comisión de Justicia, que preside Didier Reynders, ya confrontad­a a Polonia y Hungría, ha expresado su inquietud por la deriva legislativ­a del gobierno español en un asunto esencial de derechos y libertades, expresamen­te recogido en el Tratado de la UE. Asimismo, no es posible negar que esta acción, dada la entidad pública y jurisdicci­onal de quienes se dirigen a las institucio­nes comunitari­as, puede reforzar la posición de los socios más reacios a ejecutar el programa de ayudas a la reconstruc­ción, del que nuestro país espera obtener 140.000 millones de euros, pero, con ser cierto, también lo es que el acceso a esos fondos viene condiciona­do por la necesidad de abordar una serie de reformas legislativ­as que van, precisamen­te, en la dirección que demandan los jueces españoles.

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