Magia sin magia
Director: Goro Miyazaki. Guión: Hayao Miyazaki basado en la novela de Diana Wynne Jones. Música: Satoshi Takebe. Productora: Studio Ghibli. Japón, 2020. Duración: 82 minutos.
Lo mismo nadie se acuerda ya, pero lo anunciamos la semana pasada en la crítica a la excelente «Guardianes de la noche: tren infinito»: no todo lo que reluce es oro en el anime. Significa que la adaptación de la novela homónima de Diana Wynne Jones que nos ocupa, o el primer largometraje por ordenador del poderoso Studio Ghibli que dirige Goro Miyazaki y supervisa el maestro Hayao Miyazaki («El viento se levanta», «El castillo ambulante», «La princesa Mononoke», «Mi vecino Totoro», «El viaje de Chihiro»... la lista resulta interminable y elocuentemente abrumadora) vale poco más que un pimiento, sea o no japonés. Por las formas, ya que en la película el rígido digital parece que ha venido con la idea de suplir la magia, poesía y sensibilidad que caracterizan los clásicos concebidos por esta maravillosa factoría, y por el fondo, con una historia demasiado plana, breve y estirada. Y esta es: la mayoría de los huérfanos acogidos en el orfanato de St. Morwald’s odian estar allí y añoran tener pronto una nueva familia, menos la pequeña y despótica Earwig, que no lo cambiaría por ninguna madre postiza del mundo. Desde que llegó tras ser abandonada por la suya la niña se siente realmente en casa fastidiando a unos y a otros. De ahí que el día en que llegan al centro Bella Yaga y la Mandrágora para adoptar a uno de ellos y finalmente se deciden por Earwig, aunque esta haga todo lo posible para que no, a la protagonista le entre una mala leche que para qué. Pero Earwig cambia de opinión cuando llegan a su destartalado nuevo hogar, lleno de habitaciones invisibles, de pociones, ingredientes raros, gatos parlantes y libros de hechizos. Sí, la familia se dedica a los embrujos y eso. Y como además a la emponderada chica le sobra ingenio, decide investigar un poco y, de paso, enseñarle a estos pintorescos personajes (de los que sobresale el siniestro novelista y amante del rock) que, de ayudante segundona, nada, todo lo contrario, porque, a partir de ahora, ella será quien lleve los pantalones entre los pucheros para los brebajes. Sin grandes emociones ni significativo giros
Lo mejor
El descaro de la «tiránica» y emponderada niña protagonista tienen su gracia
Lo peor
A los míticos estudios Ghibli este rígido y poco emotivo filme digital les pega más bien poco
de guion, el filme parece el piloto de lo que realmente pudo llegar a ser mientras avanza hacia un final destemplado y más seco que un bacalao. Mucha nena feminista, mucho conjuro y guitarreo, pero a Ghibli se le olvidó esta vez el corazón, su mayor tesoro y nuestra mayor alegría.