Alivio en los salones de banquetes tras siete meses cerrados de facto
Alivio después de la angustia. Esta es la sensación de los clientes al conocer la reducción de las restricciones en los salones de banquetes de la Comunitat Valenciana, que pasarán de un máximo de 15 o 20 comensales al 50 por ciento del aforo, y que refleja cómo un subsector cerrado de facto durante siete meses podrá volver a trabajar con cierta normalidad.
Con estas palabras vinculadas define el presidente de la Asociación de Banquetes, Ignacio Aliño, la aceptación que ha tenido la decisión de la Generalitat de ampliar el aforo de los salones, donde en el 99,99 por ciento de los casos «una boda o una comunión para 15 personas no se vende, es como un coche sin ruedas», y por eso se decide retrasar la celebración.
Son actos que requieren de una planificación y que arrastran a otras actividades como la compra del atuendo, las flores, la música o la animación, y los salones, salvo los que disponen de restaurante, están cerrados desde noviembre porque, desde el punto de vista económico, es «peor estar mal abiertos que cerrados».
«Los gastos son los mismos con 15 comensales (15 en interiores, 20 en exteriores) o con 90», según Aliño, que lamenta que, a diferencia del cierre legal del ocio nocturno, el cierre «de facto» pero permitido de los salones desde noviembre no les ha permitido acceder a ayudas compensatorias.
No obstante, señala la aceptación entre el sector de las nuevas medidas y asegura entender «la difícil tarea» de los gobernantes.