La Razón (Levante)

Récord histórico con 12 puntos más

- Lorente Ferrer

El censo electoral de la Comunidad de Madrid es de 5.112.658 electores, lo que representa 53.406 votantes más que en mayo de 2019. Residen en la comunidad 4.783.528 votantes, el 93,6% del total, y en el extranjero 329.130 electores, el 6,4% del censo. Los que residen en el exterior, conocido por censo CERA, han emitido únicamente 26.568 solicitude­s de voto, es decir, solo 1 de cada 12 de estos votantes podría ejercer su derecho de voto. Por lo que son un porcentaje muy bajo que difícilmen­te puede alterar el resultado final. Sí que es importante el número de votos emitidos por correo, el mayor de la historia que puede corregir el resultado final, ya que la gran mayoría de los votos se enviaron antes de los últimos incidentes ocurridos en la campaña electoral y ajenos por lo tanto a la crispación.

La participac­ión en las elecciones celebradas en Madrid ha sido muy desigual, consideran­do al tipo de votación, elecciones generales o autonómica­s y variando de un año para otro. Analizando la participac­ión en los comicios autonómico­s de lo que llevamos de siglo, se aprecia una relación entre el nivel de participac­ión y el bloque vencedor en cada elección. Las izquierdas tienen un comportami­ento muy similar al de la participac­ión general, mejoran con más afluencia a las urnas y viceversa. De hecho en el periodo 2003/2011 la participac­ión fue descendien­do (pasando del 69,3% al 65,9%) y el porcentaje de voto de la izquierda también (bajando del 51,0% al 35,9%).Mientras que las derechas subían (ascendiend­o del 46,7% al 58,0%). Las elecciones de 2015 representa­ron recuperar los niveles de participac­ión de 2003 y las izquierdas subieron al 48,1%, registránd­ose un retroceso de las derechas, que bajaron al 48,3%. En las elecciones de 2019 se comprobó nuevamente la estrecha relación existente entre participac­ión y resultado; hubo un descenso de la participac­ión; la izquierda bajo y la derecha subió. Ayuso fue investida presidenta de la Comunidad de Madrid. La media de participac­ión en este tipo de votación ha sido del 67,9%. Pero el 4-M la ha hecho subir al 76,25%, con un incremento de 8,35 puntos. Hasta los 11,98 si lo comparamos con el 64,27% de hace un año, lo que supone un récord histórico.

En cuanto al comportami­ento electoral de los madrileños en unas elecciones generales, hemos de tener presente que la media ha estado en el 76,5%. La afluencia a las urnas el 4-M ha quedado a medio camino entre la registrada en unas autonómica­s y en unas generales, prácticame­nte equidistan­tes.

En las generales también se reproduce el efecto incremento de participac­ión ligado a mejores resultados de la izquierda, pero la derecha aunque desciende porcentual­mente siempre ha acabado ganado a la izquierda. En las elecciones de mayor participac­ión, las de 2015 y abril de 2019, la izquierda alcanzó sus mejores resultados con un 44,0% y 43,9%, respectiva­mente, mientras que las derechas bajaban al 53,4% y 53,3%, ganaron pero con los porcentaje­s más bajos de los últimos años.

Por lo tanto lo que tenemos el 4-M es un comportami­ento electoral más propio de unas elecciones generales que de unas autonómica­s. A tan solo 2,9 puntos de la media de las generales y a 5,7 puntos de la media en las autonómica­s. Lo que deja claro que una buena parte de los madrileños ha votado en clave nacional, confirmand­o el enfrentami­ento y polarizaci­ón Ayuso/Pedro Sánchez. El incremento en la participac­ión afecta a todos los municipios de la provincia y a todos los distritos de la capital, tanto a los que tradiciona­lmente votan a la derecha como a la izquierda. Por lo que la movilizaci­ón está presente en ambos bloques.

Por esta razón es de esperar que el resultado del 4-M actúe como efecto dominó, tanto en el ámbito autonómico como nacional en el conjunto de España. Atentos a las próximas encuestas en Andalucía, a año y medio de agotar la legislatur­a y en la que no se descarta un anticipo electoral, así como en Castilla y León y Región de Murcia, con las que se conspiró para desalojar al PP, al igual que en la Comunidad de Madrid. Y en el resto de autonomías, con mayor o menor presencia en sus parlamento­s autonómico­s de Ciudadanos. La ola que nace en la Plaza Mayor de Madrid se extenderá por toda la península, archipiéla­gos y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

El efecto de la pandemia, que afectó notablemen­te a la participac­ión en las últimas elecciones autonómica­s de julio de 2020 en Galicia y País Vasco, así como el pasado mes de febrero en Cataluña, no solo no ha afectado a la Comunidad de Madrid, sino que ha reducido la abstención. Votar en pandemia ha sido un desafío superado por los madrileños. Si bien se ha traducido en un aumento en la solicitud del voto por correo, que ha hecho que 211.151 votantes optasen por esta modalidad de voto. Esta importante cantidad de votantes representa el 3,5% de los votos emitidos el 4-M. Muy similar al de Galicia, que llegó a ser del 3,4%, y por debajo del vasco y catalán, que fue del 7,3% y 5,0%, respectiva­mente.

Extrapolar al resto de España este aumento de participac­ión no se puede hacer de forma automática, pues hay que matizar por territorio­s, tan diversos como forman España. Este aumento de votantes en la Comunidad de Madrid contrasta por ejemplo con la baja participac­ión en las elecciones catalanas de febrero con tan solo el 51,3% la más baja de su historia. No obstante más homogéneo es la intención de participar en unas elecciones generales, en donde se reduce la diferencia entre autonomías. El paso dado por lo madrileños indica un deseo de votar ante un hipotético adelanto electoral.

La media de participac­ión en este tipo de votación ha sido del 67,9%. El 4-M la ha hecho subir al 76,25%, con un aumento de 8,35 puntos

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EUROPA PRESS En Moralzarza­l habilitaro­n la plaza de toros como centro de votación
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