La Razón (Levante)

Ayuso, imbatible frente a todos

Ha sabido crear una marca propia que trasciende a su propio partido y concitado el fervor popular

- Pilar Ferrer -

ElEl fenómeno Ayuso se ha cumplido. Tuvo en contra todos los poderes del Estado: los zarpazos de La Moncloa, inquinas judiciales sin tregua, ataques sin precedente­s de la izquierda política y mediática. Nadie de sus antecesore­s, ningún dirigente madrileño soporto jamás un acoso semejante. Pero Isabel Natividad Díaz Ayuso supo crear una marca propia que trasciende a su propio partido. «Todos somos Ayuso», se podía leer en carteles de los locales comerciale­s, en edificios hoteleros, en tiendas de barrio, en centros culturales, que se ha recorrido incansable por toda la Comunidad, y en muchos vehículos cuyos conductore­s gritaban a su paso «Presidenta, presidenta». Muchos, incluso de otros espacios ideológico­s, se lo decían: «Nunca he votado al PP, pero ahora voto Ayuso». Este ha sido su gran éxito, un fervor popular como no se recuerda, una admiración en la calle sin cortapisas, un clamor libre y espontáneo frente a la opresión radical izquierdis­ta. La triunfador­a de estas elecciones broncas y crispadas ha realizado una campaña heroica, llena de zancadilla­s. Por ello ha sido, y es, una auténtica heroína de la libertad.

Querían doblegarla y se hizo aún más fuerte. Buscaban difamarla, pero pincharon en hueso. Y si pretendían rebajar su figura, afloró con mayor perfil político. En esta convulsa campaña, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha soportado insidias e insultos tan virulentos cómo no se recuerdan. Pero Isabel no se achantó, demostrand­o que tiene fuste, y afrontó sin complejos todos los ataques: «Se crece en la adversidad». Con esta frase definen en su equipo el ánimo de la lideresa madrileña en todo este tiempo. En la sede de Sol tenían clara una ofensiva directa en su contra, que provocó incluso críticas infames por su gestión de la pandemia y la construcci­ón de hospitales que han salvado tantas vidas. Una magnífica gestión, con un equipo de primera dirigido por su número dos, Enrique Ruiz Escudero al frente de la sanidad madrileña, de las mejores del mundo, y un elenco económico que ha impedido asfixiar a Madrid bajo una ecuación indiscutib­le: salud y economía. ¿Qué pensarían el millón de comerciant­es y pequeños empresario­s que pudieron mantener mantener su negocio ante la grotesca foto social-comunista del uno de mayo?

Toda valía en esta etapa «horribilis» para atacar a Díaz Ayuso, una mujer valiente acostumbra­da a coger el toro por los cuernos. Ha vivido en carne propia el coronaviru­s al infectarse a poco de surgir el terrible brote. A pesar de ello y el sucio juego en su contra, trabajó incansable y tuvo el olfato político de convocar elecciones ante sospechas de traición de sus propios socios y pilló a todos con el pie cambiado. Diseñó una campaña en la calle, vecino a vecino, fuera de los despachos y el coche oficial. «Más de dieciséis horas sin parar, de siete de la mañana hasta la madrugada», dice un colaborado­r de la presidenta. Se fajó en traer aviones cargados de material protector para los sanitarios de Madrid, pivotó el montaje del hospital de IFEMA y construyó el Isabel Zendal, todo un ejemplo, se agotó en reuniones con sectores económicos para reactivar reactivar Madrid. «Presidenta, has peleado duro por los intereses madrileños», le decían a su paso, con los elementos en contra y desaforado­s ataques.

La izquierda, en especial el PSOE, no perdona la hegemonía del centrodere­cha en Madrid, ni el mérito de sus políticas fiscales que lo sitúan en cabeza del PIB, líder en creación de empleo y motor económico de España. Pero ella ni se inmuta: «La mentira tiene las patas muy cortas».

A sus cuarenta y dos años, está ya curtida en mil batallas. Nacida en el barrio madrileño de Chamberí, en una familia dedicada al comercio, siempre fue una mujer independie­nte, hecha a sí misma. Licenciada en Periodismo, conoció a Pablo Casado en el distrito municipal de Moncloa donde el líder del PP abanderaba las Nuevas Generacion­es de Madrid. Desde entonces trabajó en los barrios ciudadanos con una conciencia libre y crítica por su faceta de periodista. Le apasiona la naturaleza, los viajes y los animales, aunque en esta dura campaña ha tenido escaso tiempo para jugar con su perro Bolbo, un vivaz cachorrro al que le gusta educar. Desde muy joven aprendió a ganarse la vida por sí misma y a encajar puñales del adversario, algunos incluso desde su propio partido donde hoy la jalean como una salvadora. Isabel Díaz Ayuso ha sido el objetivo a batir de una izquierda rabiosa, pero ha hecho de Madrid una Comunidad abierta, que acoge a todos sin distinción, una gran capital europea alejada de sectarismo­s y el anacrónico nacionalis­mo que invade otros rincones del país. Ahora, con su victoria, deja por los suelos a sus acosadores. En su equipo la definen con una mezcla de fortaleza, resilencia, empatía y sensibilid­ad ante los problemas. Qué no son pocos. Isabel Díaz Ayuso, imbatible triunfador­a frente a todo y frente a todos.

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PLATÓN

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