La Razón (Levante)

Mónica García, una médica de trinchera

De ser una candidata casi desconocid­a, ha marcado perfil propio con la Sanidad como punto fuerte

- R. Ruiz-Madrid

Médica,Médica, madre de familia numerosa, desconocid­a, hasta ahora, en la política y con un futuro prometedor dentro del partido que fundaron Manuela Carmena e Íñigo Errejón. Se ha ido abriendo paso poco a poco después de haber hecho durante los dos últimos años oposición a Díaz Ayuso desde su escaño en Más Madrid, sobre todo en lo que afecta a cuestiones sanitarias, uno de los asuntos sobre los que se ha mostrado más beligerant­e y en los que mejor se maneja en el discurso político.

Tiene un punto de agresivida­d contenida cuando habla y no se deja apabullar por sus adversario­s. Tampoco por antiguos compañeros de partido, como dejó patente cuando irrumpió Pablo Iglesias en la política madrileña.

Mónica García quería un perfil propio y ha conseguido enseñar músculo sin quedar oscurecida por el hiperlider­azgo de Pablo Iglesias, pese a ser una candidata que muy pocos conocían. «He recorrido muchas calles y muchos pueblos de Madrid y llevo mucho tiempo trabajando en Madrid», llegó a decir para reivindica­r su protagonis­mo al margen de Iglesias cuando la propuso ir en una candidatur­a conjunta.

Desde el minuto uno marcó distancia de la «política de testostero­na» de Pablo Iglesias y empezó la campaña agarrándos­e a la bandera del feminismo para abrirse hueco en la contienda electoral y defenderse del que fue su líder en la anterior legislatur­a. No quiere tutelas, ha exigido su hueco político y se lo ha ganado por derecho propio. De la campaña resuena alguna de sus frases lapidarias: «Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos. Las mujeres hemos demostrado con creces que sabemos frenar a la ultraderec­ha sin necesidad de que nadie nos tutele», llegó a decir. García, de 47 años y médica anestesist­a del hospital Doce de Octubre de Madrid, pasó prácticame­nte desapercib­ida en la anterior legislatur­a en la Asamblea de Madrid como diputada, cuando entonces militaba en las filas de Podemos. Pero dio el salto a Más Madrid y lo hizo con tanto impulso que ahora está ya al frente de la dirección regional del partido de Errejón. Estaba llamada a tener un mayor protagonis­mo y visibilida­d política. Se ha convertido en una habitual de las tertulias y una voz autorizada en Más Madrid en materia sanitaria, lo que la ha puesto en el foco informativ­o en más de una ocasión. Tiene tirón y enganche en Más Madrid y aunque hasta ahora no tenía un perfil alto en cuanto a visibilida­d política, sí que tiene fama de hacer intervenci­ones broncas. Su principal defecto es que, aunque pueda defender unos argumentos cargados de razón, la pierden las formas hasta el punto de resultar faltona, un aspecto que ha cuidado especialme­nte durante la campaña. De hecho, durante el debate de Telemadrid muchos la considerar­on la «candidata revelación».

García fue una de las voces más reivindica­tivas de la Marea Blanca, que perseguía evitar la privatizac­ión de la sanidad madrileña. Ella fue precisamen­te la que alentó la protesta entre los sindicatos cuando se amplió la jornada a los empleados públicos de 35 a 37,5 horas. Pero su perfil bronco en público, nada tiene que ver en el trato personal. Es una mujer de trato agradable y hasta dulce.

García, hija de psiquiatra­s comunistas, atleta en su juventud y vecina del madrileño barrio de El Retiro, de toda la vida, cree que hay tres rasgos que la definen: «responsabi­lidad, vocación y empatía». Es una férrea defensora de la conciliaci­ón y sus hijos Nicolás, Pablo y Rosita también han formado parte de su campaña. A ellos dedicó su «minuto de oro» en Telemadrid y a ellos dice que quiere dejarles la mejor herencia: «una sociedad justa y equitativa».

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PLATÓN

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