La Razón (Levante)

Vox fideliza a los suyos

Mantiene su electorado y gana un escaño más, aunque no será decisivo para formar Gobierno. Celebra haber contribuid­o a frenar el «asalto de la izquierda» y el fin de Iglesias

- C. S. Macías

Vox se había fijado en estos comicios un claro objetivo: frenar a la izquierda comunista del asalto a Madrid. Miraron la contienda en clave nacional, convencido­s de que el resultado constituye la primera batalla para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. «Un cambio de ciclo en España», donde la «libertad y la democracia», son los ganadores.

Logró vencer al «fantasma» del «voto útil» y lidiaron con la simpatía que el electorado de Vox siente por la candidata popular, Isabel Díaz Ayuso. Esto hizo que los de Abascal reconocier­an en privado que esperaban un resultado «estable» pero siempre a la alza porque, son un partido «en continuo crecimient­o».

Vox fió su suerte al «efecto Abascal». Su líder se implicó como si de unas elecciones generales se tratara ya que sus propias encuestas internas les advertían de que cualquiera de los miembros de su partido está mejor valorado que el líder del PP. Pero Casado no es Ayuso.

Finalmente, Vox logró 13 escaños, uno más que los que obtuvo en los comicios autonómico­s, la horquilla que les daban sus encuestas internas. Con este resultado los de Abascal lograban fidelizar su electorado y se afianza como un partido más maduro y alternativ­a para encarar elecciones futuras, son decisivos, pero no la llave del gobierno.

Tras conocer los resultados, la candidata del partido, Rocío Monasterio aseguró que su partido había «cumplido con frenar a la izquierda» y que daría su apoyo a Díaz Ayuso, pero, advirtió de que ahora es la candidata del PP quien tiene que decidir entre los votos de Vox o los del PSOE para ser investida presidenta.

Por su parte, Abascal celebró la debacle de la izquierda, y haber frenado al «frente popular» y aseguró que, a pesar de la «demonizaci­ón» a la que han estado sometidos, Vox «será decisivo» los próximos dos años al tiempo que reclamó elecciones generales. También, el líder de Vox aseguró que su partido tratará de frenar que la continuida­d de los toques de queda en la región.

Tanto Rocío Monasterio como Abascal felicitaro­n la «extraordin­aria victoria» de la candidata popular al tiempo que daban por buenos los resultados logrados por su partido.

Los de Abascal, con su lema «voto seguro», dejaron claro a lo largo de la campaña cuál era su rival y para qué servirían sus votos: estarían a disposició­n de frenar a la izquierda porque, consideran, eso era «lo último» que necesitaba Madrid. Con ello, además, trataban de evitar que partidos «equidistan­tes» o «veletas» pudieran llevar a la comunidad a la deriva. «Las personas quieren claridad», subrayó el líder de Vox al tiempo que dijo que esperaba que algunos –en alusión a Ciuda

danos– tomaran nota de lo que habían dictado los españoles.

Vox tuvo que afrontar una campaña muy dura y polarizada por las críticas.

Fue en la Plaza Roja de Vallecas, donde violentos organizado­s agredieron con adoquines, piedras, huevos y palos a simpatizan­tes, miembros del partido e incluso policías. Estos hechos pusieron «en jaque las elecciones». El propio Abascal calificó los hechos como «extraordin­ariamente graves» porque «uno de los candidatos envió a su guardia pretoriana, sus esbirros, a los mítines de Vox» –en referencia a los dos trabajador­es de Podemos que ejercían de «escoltas» de Iglesias y que fueron detenidos por agredir a agentes de la Policía Nacional durante los incidentes de Vallecas–. Además, destacó el líder de Vox, dichas detencione­s fueron «ocultadas» por el Ministerio del Interior «en un acto de corrupción sin parangón».

También la candidata de Vox, Rocío Monasterio escenificó entonces un choque frontal con Pablo Iglesias en el debate de la SER con el que quiso escenifica­r que se le puede plantar cara al líder de Podemos y a sus políticas. Entonces dijo que «no se creía» la amenaza de las cartas con bala, al tiempo que condenaba todo tipo de violencias. El propio partido llegó a tildar de «montaje» la victimizac­ión y el uso que habían hecho de las cartas amenazante­s durante cinco días de campaña.

También, durante la campaña Vox volvió a abrir algunos de los debates considerad­os políticame­nte incorrecto­s. Uno de ellos, el de los menores extranjero­s no acompañado­s (MENA), cuánto dinero se les destina y el problema de la insegurida­d. Además, se lanzaron a por el voto obrero, el del desencanta­do de la izquierda y el de Ciudadanos convencido­s de que podían recoger votos de aquellos que nunca optarían por el PP y así sumar fuerzas desde fuera si fuera preciso.

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AP La candidata de Vox para la comunidad de Madrid, Rocío Monasterio

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